Brasil busca romper su aislamiento
Ocho escritores reconstruyen las inquietudes y los contrastes de un país marcado por el mestizaje
En estos momentos está llegando a la librerías españolas la última novela de Milton Hatoum, uno de los escritores que ha participado esta semana en el ciclo de Casa de América. Así que las distancias con los brasileños no son tan grandes (ni tan graves). Se titula Dos hermanos, la publica Akal y Hatoum la escribió como pudo. "Todos los días se iba la luz, así que no tenía más remedio que parar", contó en Madrid refiriéndose a Manaos, la ciudad en la que nació en 1952 y que es la más grande (dos millones de habitantes) de las que se encuentran a la vera del Amazonas.
"Es una ciudad llena de contradicciones. Debe haber unas doscientas fábricas dedicadas a los elementos electrónicos más sofisticados, pero cada día se va la luz. Al mismo tiempo es un imán para atraer a los indígenas de los países próximos, y en sus calles se reúnen los representantes de las culturas prehispánicas de América Latina", explicó el escritor brasileño.
"Estamos volcados hacia fuera, porque nuestra característica es la insularidad"
Mezcla de culturas, lo más moderno junto a lo más viejo, chapuzas con la iluminación mientras se fabrican los chips más evolucionados. Pero lo que los escritores brasileños quieren es que las bombillas dejen de encenderse y apagarse, y se ilumine de una vez su cultura.
Que se vaya conociendo, por ejemplo, a uno de sus grandes poetas: Carlos Drummond de Andrade. Affonso Romano de Sant'Anna (Belo Horizonte, 1937), otro de los participantes en el Encuentro de escritores brasileños, publicará en la editorial de la Universidad de Salamanca un ensayo sobre su obra. En Casa de America se refirió a otro de sus clásicos: "Cuando en los años setenta apareció en el New York Times una crítica sobre un libro de Machado de Assis, se decía que si los escritores estadounidenses lo hubieran leído antes, seguramente sus obras serían radicalmente diferentes. Y es que la originalidad de su literatura es sorprendente. Lector voraz de Swift, Cervantes o Dante, supo mezclar las influencias más diversas y hacer algo único. Somos antropófagos, nuestro hambre de conocimiento nos lleva a devorar cuanto llega del extranjero. Estamos volcados hacia fuera, quizá porque nuestra característica más importante es la insularidad".
El desafío fundamental ha sido en Madrid romper las fronteras. Los brasileños abrieron sus puertas para mostrar lo que se esconde cuando se va la luz. Lo hicieron en tres mesas redondas, en las que participaron también escritores españoles: Almudena Grandes, Fernando Marías, Víctor Álamo de la Rosa, Antonio Maura y Alberto Elena. La primera (el pasado martes) estuvo dedicada al tema Texto y contexto de la literatura brasileña; la segunda (el miércoles) se ocupó de Libro de película, película de libro, y la última (el jueves) se metió en honduras: La literatura como espejo de conflictos.
Hubo intervenciones para todos los gustos, lo que muestra la variedad de tendencias que practican unos escritores que reconocen que la mezcla, que procede de las culturas tan diferentes que llegaron a Brasil en sucesivas emigraciones, es la marca que los define.
Luiz Antonio de Assis (Porto Alegre, 1945) se refirió en su intervención precisamente a esa variedad. Trató de dar cuenta de la riqueza de una lengua que tiene sus variantes en distintas regiones, y habló de literaturas distintas que conviven en un país único. Finalmente, sin embargo, señaló que los nuevos autores practican ya "una literatura volátil, universal y poco adscrita al espacio geográfico y cultural de las diferentes regiones".
El poeta como periodista del alma humana: así tituló Romano de Sant' Anna su intervención, y se fue muy lejos para ocuparse de ese viejo oficio ("el vehículo de la sabiduría, la justicia y el amor") y para indagar su sentido en una sociedad de masas como la nuestra. Empezó por Huizinga, saltó hacia Octavio Paz y João Cabral de Mello y terminó en la televisión, contando una invitación que le hicieron para hablar de poesía. Y concluyó que el desafío del poeta de hoy era ése: llevar a las grandes audiencias el "recado específico" de la poesía sirviéndose de las nuevas tecnologías.
João Silvério Trevisan (Ribei-rão Bonito, 1944) no dudó en sembrar polémica. Autor de Ana y Venecia (traducida en Edhasa), de 800 páginas, se preguntó por qué la literatura brasileña había dejado tanto tiempo de lado temáticas más modernas para seguir encapsulada en cuestiones relacionadas con la lucha de clases.
Tabajara Ruas (Río Grande do Sul, 1942) y Leticia Wierzchowski (Porto Alegre, 1972) fueron mucho más concretos en sus intervenciones. Participaron en la mesa que trataba de la relación entre cine y literatura. Del primero se exhibió el jueves su película Netto pierde su alma, así que Ruas se ocupó de presentar el cine que se ha hecho en su región, desde 1909 hasta nuestros días. Wierzchowski habló de A casa das sete mulheres, su novela que se ha trasladado con gran éxito a la pequeña pantalla y que habla de lo que pasa con las damas de la familia del general republicano Benito Gonçalves da Silva, allí en su hacienda apartada, mientras Río Grande do Sul se encuentra enfangado en la guerra que duró de 1835 a 1845.
Marina Colasanti (Eritrea, 1937) habló de espejos y literatura. Dijo que la suya procura reflejar el lado oscuro de las cosas. Miguel Sanches Neto (Bela Vista do Paraíso, 1965) se preguntó por el verdadero autor de las novelas y comentó que, en su caso, son los personajes los que la escriben o, incluso, la clase de donde proceden. Hatoum, en fin, quiso desentrañar el lugar al que pertenece el escritor hoy, que transita de un lado a otro, y que trata de recuperar el paraíso perdido de su infancia y juventud.
El gran mercado del libro del próximo futuro
Las cifras de este país de dimensiones continentales ponen los pelos de punta. Y dan una idea de los desafíos que tiene por delante Lula, un presidente que ha llegado con la firme voluntad de facilitar las cosas a los más desfavorecidos. Uno de sus campos de batalla es la educación, y entre las urgencias, la de la alfabetización es acaso la más importante.
El ministro de Educación, Cristovam Buarque, ha puesto ya en marcha un plan con la idea de reducir el analfabetismo a cero, y que está dirigido a 17,5 millones de brasileños, que no saben ni leer ni escribir, prácticamente el 10% de una población que se acerca a los 170 millones de habitantes.
Hay que ser prudentes con las cifras, se dijo en Casa de América, porque de esos habitantes sólo entre 15 y 20 millones tienen acceso a la cultura. El caso es que se compran unos cien millones de libros cada año para las escuelas, y eso muestra la fuerza del mercado editorial. Que no siempre, eso sí, favorecen a los escritores.
Maria Colosanti contó que se ponen en práctica una serie de programas muy interesantes. "Lo que se intenta es que los libros no sólo lleguen a los niños, sino también a sus familias. Así que, junto al paquete de los textos académicos, se regalan otros cuatro o cinco libros. Algún clásico, alguna novela, cuentos, poemas y textos dramáticos o relacionados con el folclore nacional, que puedan interesar a los mayores".
Los escritores brasileños no sólo tuvieron los encuentros públicos, sino que también aprovecharon el tiempo para distintas reuniones con gente del mundo editorial. Se les transmitió, contaron, que en España hay ahora enormes problemas para conquistar nuevos lectores. De ahí las dificultades de los autores brasileños. No tienen las ventajas de sus vecinos latinoamericanos, que no necesitan ser traducidos.
El caso es que, con los programas de alfabetización, habra nuevos lectores en Brasil, y un enorme mercado editorial. ¿Cómo están ahora las cosas? No hay acuerdo. Trevisan comentó que los escritores jóvenes no tienen muchas oportunidades de publicar, y que se pierden grandes talentos. Romano de Sant' Anna considera, en cambio, que nunca como ahora se han editado tantas nuevas novelas.
Babelia
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