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El ascenso de un activista homosexual a obispo divide a los anglicanos

Jeffrey John advierte de que no renunciará a su relación con un hombre

El reverendo Jeffrey John, 50 años, hace ya mucho tiempo que salió del armario. Desde hace años era conocida su militancia en defensa de los homosexuales y su relación de pareja con un hombre, desde que se conocieron cuando ambos eran estudiantes de poco más de 20 años. Lo que ha provocado un terremoto en los cimientos de la Iglesia anglicana no es eso, sino que, a pesar de eso, Jeffrey John haya sido nombrado obispo de Reading.

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Hace 10 años, el sector más conservador de la Iglesia anglicana perdió la batalla contra la ordenación de mujeres. Ahora, los evangelistas han emprendido una guerra sin cuartel para evitar que los numerosos homosexuales que nutren las parroquias -se estima que entre el 30% y el 40% de los sacerdotes anglicanos en el Reino Unido son gays- salgan del armario y ganen el derecho a ejercer su sexualidad libremente.

A diferencia de la Iglesia católica, la anglicana admite el matrimonio y la procreación entre sus curas, pero prohíbe el sexo homosexual. Una pastoral de 1991 admite la homosexualidad, pero restringe su práctica a los laicos. Es decir, un sacerdote puede ser homosexual, pero no puede tener relaciones sexuales con personas de su mismo sexo.

Aparentemente, ese es el caso de Jeffrey John. Aunque desde hace años mantiene una relación homosexual, él aseguraba ayer en una entrevista en el diario The Times que hace años que vive esa relación de manera platónica, sin sexo, precisamente para respetar los mandamientos de la jerarquía a pesar de que no está de acuerdo con ellos. Jeffrey y su pareja sólo han vivido bajo el mismo techo durante un periodo muy breve, pero siguen considerándose pareja.

Hasta ahora, mientras ejercía su acción pastoral y su militancia homosexual en su parroquia de Southwark, en el sur de Londres, John había sido respetado por los sectores más conservadores de la Iglesia. Pero su nombramiento como obispo auxiliar de Reading, bajo el padrinazgo y la autoridad del obispo de Oxford, ha provocado la reacción pública de le jerarquía más conservadora. Nueve obispos han hecho pública una carta abierta en la que rechazan su nombramiento y advierten del riesgo de que la Iglesia anglicana se divida.

El deán de la catedral de Southwark ha llamado "cobardes" a esos obispos por atacar al reverendo John a través de la prensa. "Hace tiempo que llegué a la conclusión de que hay obispos que son profundamente homofóbicos", asegura el deán. Pero son muy pocas las voces que se han alzado en defensa de Jeffrey John desde la jerarquía eclesiástica. Sólo cinco obispos han defendido públicamente su nombramiento. El arzobispo de Canterbury, el progresista Rowan Williams, galés como John y amigo suyo desde hace años, ha preferido callar en público aunque se dice que ha dado su asentimiento en privado.

El silencio de la Iglesia no ha afectado al nuevo obispo auxiliar. Jeffrey John ha estado a punto de renunciar para no sentirse responsable de un cisma entre los anglicanos, pero ayer se reafirmaba en su posición a través del Times: "De alguna manera siento que la decisión no está en mis manos. Me he convertido en un signo de esperanza para una gran cantidad de gente". Y ha reafirmado su voluntad de mantener para siempre una relación que dura ya 27 años. "Seguiremos juntos", ha advertido.

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