_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Marruecos: un grave error de la monarquía

¡Cuatro años de cárcel por haberse burlado del Rey! ¡Cuatro años de cárcel por unos dibujos considerados iconoclastas por Palacio! En Marruecos, Alí Lmrabet, propietario de dos publicaciones satíricas y corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, está entre rejas desde el 21 de mayo pasado. "Lo que debía ser el juicio a la caricatura ha sido una caricatura de juicio", clamó uno de sus abogados, antes de añadir: "Es la primera vez que un periodista es encarcelado nada más salir del tribunal". Sin siquiera aguardar al resultado del recurso. Como un vulgar criminal. Como si Alí Lmrabet, en huelga de hambre desde el 6 de mayo y hoy hospitalizado, fuese a fugarse para escapar a la justicia de su país. Sabíamos que el rey Mohamed VI es quisquilloso en todo lo que concierne a su persona. Sabíamos que este régimen, pese a sus grandes declaraciones, es "sensible" a la más mínima crítica, hasta el punto de expulsar a reporteros extranjeros, de cerrar publicaciones que le resultan molestas y de intimidar a los periodistas demasiado irreverentes. No habíamos olvidado que Bziz, el cómico más popular, el Coluche local, tiene prohibido salir en televisión desde hace 10 años. Pero de ahí a imaginar que podían encerrar a un periodista por un crimen de lesa majestad...

La grave condena infligida a Alí Lmrabet -cuatro años de cárcel en firme, cierre de sus dos publicaciones, 20.000 dirhams de multa (alrededor de 2.000 euros)- ¿se explica por la conmoción provocada por los atentados de los kamikazes de Casablanca y los 41 muertos del 16 de mayo? Los comentarios de la agencia de prensa oficial que, en relación con este juicio, denunciaban "las fuerzas liberticidas e irresponsables, cuyos falsos mensajes pueden desembocar en los peores excesos y en el drama cuando son escuchados o leídos por mentes frágiles o extraviadas", permiten pensarlo. Si ése fuera el caso, la monarquía jerifiana cometería un grave error. Alí Lmrabet no tiene nada en común con los terroristas islamistas. Es un periodista, socarrón, ciertamente mordaz, pero es un simple periodista. Además, este veredicto único parece dar la razón a todos aquellos que afirman que no hay más espacio para la crítica en el Marruecos de Mohamed VI que en el de su padre, nuestro "amigo el Rey". Pero el desarrollo de la democracia, el respeto escrupuloso del Estado de derecho -y la libertad de prensa forma parte de él- son la única respuesta eficaz a la violencia bárbara de los "fanáticos de Dios". Con la tragedia argelina hemos visto a qué atolladero, a qué extremos puede conducir una política reducida únicamente a la seguridad.

Luchar contra el terrorismo no sólo es una necesidad, sino una obligación para cualquier Estado preocupado por la seguridad de sus ciudadanos. Por ello, nadie debe ni puede retirar su apoyo a las autoridades marroquíes. Pero a condición de que esta lucha se realice con las armas de la democracia. La votación, el 21 de mayo, de la ley antiterrorista ofrece motivos de preocupación a todos aquellos que sienten aprecio por las libertades individuales, por la vaguedad de algunas formulaciones, que permiten cualquier tipo de interpretación y, por tanto, cualquier tipo de abuso... En cuanto a la condena de Alí Lmrabet, da la impresión, ahora que los marroquíes deben estar unidos frente a los terroristas, de ser no sólo un paso en falso, sino incluso un error. Mohamed VI no puede ignorarlo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Robert Ménard es secretario general de Reporteros Sin Fronteras. © Robert Ménard / Le Monde, 2003 Traducción de News Clips

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_