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La UE aprueba la armonización fiscal que evitará evasiones de impuestos

Gibraltar tendrá que cumplir las obligaciones de información sobre el ahorro

Carlos Yárnoz

El Consejo de Finanzas de la UE (Ecofin) vivió ayer una jornada esquizofrénica marcada por la costosa luz verde a una histórica armonización fiscal que se ha negociado durante seis años y por la amonestación a Francia una vez constatado que sufre un déficit excesivo. El acuerdo fiscal nació en un tortuoso parto porque sólo fue posible gracias a la increíble concesión de última hora a Italia para que pague en cómodos plazos y sin intereses una multa de 648 millones de euros por sobrepasar las cuotas lecheras. El Código de Conducta adoptado anula 66 regímenes fiscales especiales, entre ellos, tres de Gibraltar.

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El llamado paquete fiscal incluye tres partes: una directiva sobre el ahorro, otra sobre intereses y cánones y un código de conducta. La primera afecta a los ahorradores individuales. A partir de enero de 2005, según la primera directiva, 12 de los 15 Estados de la UE (todos menos Bélgica, Luxemburgo y Austria) se comprometen a intercambiar información sobre las cuentas que cualquier ciudadano de la UE abra en un país diferente al suyo, con el fin de que las haciendas nacionales perciban los impuestos al nivel idéntico al que se produce en el país de origen.

Luxemburgo, Bélgica y Austria, hoy los más opacos en ese terreno, no intercambiarán información, pero aplicarán una retención en origen que a partir de 2011 equivaldrá al 35% de los intereses de esos depósitos (el porcentaje será menor en los años previos). Se trata, precisamente, de una fórmula similar a la que la UE está a punto de cerrar con Suiza, que a su vez era la condición del trío para aceptar el paquete fiscal. Por tanto, los tres podrán mantener el secreto bancario, pero al menos entregarán parte de los beneficios de las cuentas allí abiertas a los países de origen. Sólo levantarán el secreto si a la vez lo hace Suiza. Similares acuerdos al de Suiza firmará la UE con Mónaco, Andorra, San Marino, Liechtenstein y EE UU.

Con la directiva sobre intereses y cánones, los países de la Unión eliminan entre ellos buena parte de los gravámenes derivados de las relaciones financieras entre las sociedades matrices y sus filiales dentro de Europa. España gozará de un periodo de transición de seis años.

Centros de coordinación

Por último, el Código de Conducta establece la supresión con plazos, pero en todo caso antes de 2012, de 66 regímenes fiscales especiales, un listado del que en su día cayeron los vascos por su modificación tras las sentencias del Tribunal de la UE. Sí figuran tres de Gibraltar, 40 en Holanda, Bélgica y otras zonas donde existen los llamados Centros de Coordinación, ideados para atraer el domicilio fiscal de sociedades, y 23 de territorios de ultramar o asociados. Esas zonas se regirán igual que el resto de la UE y en el caso de Gibraltar las autoridades de la colonia tendrán que supervisar el cumplimiento de esta armonización fiscal.

La parte negativa de este complejo y gran acuerdo ("al final la UE llega donde se propone", declaraba ufano el comisario de Mercado Interior, Fritz Bolkestein) vino de la mano del ministro italiano de Finanzas, Giulio Tremonti, que lo bloqueó hasta el último minuto. Sólo cedió cuando los demás aceptaron que los 24.000 ganaderos italianos que deben una multa de 648 millones de euros por superar las cuotas lecheras entre 1995 y 2001 devuelvan esa cantidad en 14 años y sin intereses. Hasta se quejó Tremonti porque él exigía un plazo de 30 años. "Un escándalo", repetía una fuente oficial de la Comisión.

De otro lado, la amonestación a Francia fue finalmente algo más dura de la que había propuesto la Comisión. Constatado que París incumplió el Pacto de Estabilidad en 2002 con un déficit público del 3,1% del PIB, Bruselas apremiaba a Francia a reducir ese porcentaje este año en más del 0,1% del PIB que pretende el Gobierno de Raffarin, pero no le precisaba ningún porcentaje concreto ni para este año ni para 2004.

El vicepresidente español, Rodrigo Rato, advirtió al inicio de la reunión que había que exigir a Francia una reducción anual equivalente al 0,5% del PIB. Lo mismo opinaban los ministros de Holanda y Dinamarca. La fórmula se endureció un poco y se le exige a París que este año más de lo que prevé y al menos un 0,5% en 2004, de forma que empiece 2005 por debajo del 3% y mantenga la deuda por debajo del 60%. Así quedó aprobado, pero con el voto en contra de Dinamarca y Holanda, cuyo ministro de Finanzas, Gerrit Zalm, difundió una declaración en la que acusa a Francia de gozar de "un trato diferente".

Rodrigo Rato conversa con su colega francés, Francis Mer, durante el Ecofin de ayer.
Rodrigo Rato conversa con su colega francés, Francis Mer, durante el Ecofin de ayer.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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