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Una cumbre medioambiental analiza las dificultades de la ex URSS

Pilar Bonet

El medio ambiente en Europa se ha beneficiado de la pobreza, la crisis y la decadencia industrial en los países resultantes de la desintegración de la URSS. La recuperación que comienza a apuntarse en esos Estados pone a prueba la visión de futuro de Europa, que hoy respira mejor gracias a las dificultades de sus vecinos del este, Cáucaso y Asia central. Esta es una de las conclusiones del informe El Medio Ambiente en Europa: tercera evaluación, de la Agencia Europea de Medio Ambiente para la Conferencia Ministerial celebrada del 21 al 23 de mayo.

Por primera vez, el informe extiende su evaluación al territorio de la ex URSS y compara tres zonas: la UE con su sofisticada normativa medioambiental, la Europa central y oriental, con procesos de transición económica hacia la UE, y la mayor parte del territorio ex soviético (12 países), fuente de materias primas para las dos primeras zonas.

Para que Europa "pueda garantizar una adecuada protección del medio ambiente y cumplir sus objetivos de integración sectorial y desarrollo sostenible", es necesario, según el documento, acelerar las políticas basadas en un enfoque integrado. Hoy Europa occidental y central ha trasladado al territorio de la ex URSS los lastres medioambientales de la extracción de materias primas. El 40% de las necesidades materiales de la UE se satisface por la importación.

Recortes en Rusia y Ucrania

Las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la energía se redujeron en los 90 gracias a la crisis y a la reestructuración de Rusia y Ucrania, que recortaron en un 36% y un 50%, respectivamente, sus emisiones. En Europa central y oriental la reducción fue de un 4% y en la occidental de un 1,8%. La mejora es fugaz: el consumo de energía aumentará a medida que las economías del este se recuperen.

Las energías renovables en el consumo energético europeo aumentaron del 4,5% en 1992 al 5,6% en 1999. El consumo de carbón y petróleo se redujo y creció el de gas natural y la energía nuclear. El mantenimiento de esta tendencia es poco probable por el cierre programado de centrales atómicas.

Con el deterioro de las centrales nucleares más viejas de Europa oriental se ha producido una mejora en la seguridad de los reactores de diseño soviético y una disminución de los riesgos de accidentes como Chernóbil. Ello se debe a las cuantiosas inversiones y a una mayor sensibilidad por la seguridad, señala el informe.

En la mejora de la eficiencia energética, los candidatos al ingreso en la UE se llevan la palma. Pero para los ciudadanos de la ex URSS afectados por la recesión y el paro, la reducción del consumo energético no deriva de la eficiencia energética, sino del sacrificio, la privación y las restricciones.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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