Salvados por exceso de disciplina
Graves daños en el centro de élite donde se entrenan los deportistas argelinos
"¡Pandilla de vagos! ¡Tenéis que hacer más musculación, cojones!". El exabrupto del entrenador de la selección argelina de voleibol, el cubano Justo Morales González, salvó la vida a 14 jugadores y a otros dos responsables del equipo. "Me empeñé en completar el programa del día después de un retraso debido a un control médico; a la hora del terremoto tendríamos que haber estado cenando aquí", explicaba ayer el entrenador junto a las ruinas del Centro Nacional Deportivo de Élite de Ghermul, en Argel.
El seísmo destruyó uno de los dos edificios del centro -el que albergaba el comedor, un gimnasio y habitaciones para atletas y técnicos- y ha dejado inutilizable el otro. El entrenador de la selección de gimnasia, el rumano Demitrescu Mihael; el de la selección de natación, Hassin Bensedik; el especialista en halterofilia Nabil Terrara, y el cocinero del centro deportivo, Alí Sid, murieron aplastados.
"Siempre cumplo mi planificación", se jactaba Morales mientras indicaba el lugar por donde asomaba su toalla entre los escombros de lo que fue su habitación del complejo de élite, por donde han pasado estrellas como la corredora de 1.500 metros Hasiba Bulmerka, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona, o Nuredín Morcelli, campeón mundial en la misma especialidad.
"Cuando llegamos, sólo pudimos recuperar dos cadáveres y salvar a seis deportistas que habían quedado atrapados. Los otros dos
[el técnico de gimnasia y el de natación] aún siguen ahí abajo". Morales guarda con mimo en la cartera una página de su agenda que corresponde al día 21. En ella había escrito: "20 horas: cena".
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