_
_
_
_
CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No disparen a los críticos

En este circo del Festival de Cannes no hay que sorprenderse de casi nada. Mientras se exhibe una interesante y difícil película turca, Uzak, que los críticos aprecian en sus puntuaciones como una de las mejores de la competición, y Dogville, de Lars von Trier, despierta pasiones y rechazos, Arnold Swarzenegger monta un show en el improvisado set de un hotel para promocionar su nuevo Terminator, Elizabeth Taylor presenta la versión remasterizada de Gigante para recaudar fondos contra el sida, y Vincent Gallo pasea su egocentrismo por la Croisette esperando que alguien le felicite por haber aportado este año con la famosa felatio de su aburrida película la gotita de escándalo que Cannes requiere: materia de prensa amarilla... Los críticos deben atender la inabarcable oferta de películas y mantenerse al margen de saraos, fiestas y mercadeo. Tendrán que correr entre sala y sala si quieren estar al tanto de la macro oferta de tantas secciones. En Cannes no hay un único festival de cine, sino varios: tal es su grandeza, a la vez que su talón de Aquiles. Los compradores y vendedores están comenzando a optar por otros mercados de dimensiones más humanas donde se logre ver las películas de modo más cómodo y económico. Este año, por primera vez en mucho tiempo, hay habitaciones disponibles en los hoteles de Cannes: todo un síntoma. Los críticos habrán de afanarse si quieren hacer bien su trabajo. A las ocho y media de cada mañana tienen la única oportunidad de ver una de las películas del día (a veces la más esperada), para lo que tendrán que hacer largas colas desde mucho tiempo antes; saben que al que se le peguen las sábanas se quedará en la calle, que no hay sitio para todos y que además perderán un precioso tiempo soportando latosos controles de seguridad (Desolé, Monsieur, dicen con recochineo los forzudos porteros traídos especialmente de París). Al acabar la tempranera proyección, habrá que correr a la rueda de prensa con la esperanza de encontrar sitio, ya que la cosa se pone aún más difícil cuando intervienen famosos. Luego, a correr de nuevo para enviar la crónica... Los críticos más reconocidos tienen, además, la tarea de puntuar las películas a competición para los sondeos que diariamente publican las revistas que aquí se editan: con puntos, de uno a cinco, o con dibujitos (la palma equivale a mejor película, una sonrisita triste a la peor), nada de explicaciones, matices ni razones, lo que precisamente dignifica a la crítica. Con frecuencia ocurre que una película se valore de forma polarizada: la que es la mejor para uno es para otro la más inmunda, sin que los críticos tengan espacio para explicarnos por qué. Impresiones de madrugada. Ah, y cuidado con pasarse una noche. Cuando Pilar Miró se estrenó en Cannes como directora general de cine organizó una fiesta por todo lo alto, en la que los españoles trasnochamos más de la cuenta. La película de la mañana siguiente, una japonesa que parecía de menor interés, resultó ser nada menos que La balada de Narayama, o sea, la Palma de Oro de ese año: merece la pena revisar las hemerotecas. ¿Cuántos conseguirían resistir la humana tentación de una cabezadita a esas horas? Por si fuera poco, algunas multinacionales ponen condiciones leoninas para entrevistar a un director o a una estrella: exigen que en el mismo paquete se entreviste a productores, técnicos y ejecutivos; hasta 12 en el caso de Matrix. ¿Para qué, por qué? ¿Tan poco vale el tiempo del periodista? Este magno festival va a morir de grandeza: no todo es cuestión de tamaño, ya se sabe. Aquí todo son carreras de vallas. Los compradores tienen dificultades para ver las películas que se les ofrece, y el trato a los medios informativos hace tiempo que roza el sadismo... Hace cuatro años la federación internacional de críticos organizó mesas redondas bajo el lema No disparen a los críticos, que en este festival adquiere pleno sentido. Al menos, no disparen en un festival como éste donde no se dan las mejores condiciones para analizar películas. Y aun así, hay honorables damas y caballeros que salen a la calle a primerísima hora de la mañana con la esperanza de que alguno de esos críticos que caminan presurosos a ponerse en la cola de la película de las ocho y media tenga una entrada de sobra.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_