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El médico como vector de la neumonía asiática

El personal sanitario ha sido la primera víctima y el principal transmisor de la epidemia vírica

Javier Sampedro

Cuando la alerta por la neumonía asiática se disparó en Hong Kong el pasado marzo, llamó de inmediato la atención la elevada proporción de contagios entre los médicos y enfermeras de los hospitales. De hecho, uno de los principales vectores que propagó a Hong Kong la epidemia surgida cuatro meses antes en la provincia china de Guangdong fue un médico. Aún hoy, el 22% de los casos en esa ciudad son personal sanitario, según los datos de sus autoridades médicas.

Las cifras en Toronto (Canadá), una de las zonas más afectadas del mundo, son aún más llamativas. Un estudio compilado por la Universidad de Toronto y todos los médicos que han atendido a pacientes de neumonía asiática en esa ciudad, adelantado en la edición electrónica del Journal of the American Medical Association, acaba de revelar que el 51% de los contagiados allí son médicos y enfermeras y que otro 26% contrajo la enfermedad durante una visita a un hospital.

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Los epidemiólogos han podido reconstruir con toda precisión la forma en que la neumonía asiática (SARS en sus siglas inglesas) llegó a Canadá, y eso subraya el papel central de la transmisión hospitalaria en la propagación de la epidemia. Un matrimonio mayor originario de Hong Kong y residente en Toronto viajó a la ciudad asiática el 13 de febrero para visitar a sus familiares. Se alojaron en la novena planta del Hotel Metropol. El 21 de febrero, dos días antes de que volvieran a Canadá, el doctor Liu Jianiun, un médico que había atendido a varios enfermos de neumonía en la provincia china de Guangdong, se alojó en esa misma planta, en la habitación 911.

El matrimonio regresó a Toronto y a los dos días de aterrizar, el 25 de febrero, la mujer se sintió enferma. Murió en su casa una semana después, pero sólo tras haber contagiado a varios familiares. Uno de ellos fue admitido en un hospital comunitario de Toronto, y allí contagió a varios médicos, enfermeras y pacientes de ese centro sanitario. Algunos enfermos fueron trasladados a otros hospitales, con lo que propagaron el contagio a nuevos médicos, enfermeras y pacientes. El peor brote de SARS fuera de Asia había empezado su mortal andadura.

"Cuando surge un nuevo brote infeccioso del que se desconoce el mecanismo de transmisión, los primeros afectados siempre son los médicos y las enfermeras", dice José Sánchez Payá, vocal hasta el viernes de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. "Esto se ha observado desde los brotes de viruela del siglo XIX hasta las apariciones del virus Ébola hace unos años, y también ha sido el caso con el SARS".

"El personal sanitario de Toronto, como el de Hong Kong, tuvo que hacer frente a los primeros casos de SARS antes de que el síndrome estuviera descrito", explica Sánchez Payá. "Sin saber qué tipo de virus era, ni su forma de transmisión, todo lo que se puede hacer es tirar a lo grande, aplicando medidas extremas de precaución. Después, según se va conociendo mejor el virus, las medidas se van relajando hasta adoptar sólo las necesarias y adecuadas. Si ahora se declarara un caso en España o en otro país, ya no se daría el problema del contagio hospitalario, puesto que ahora sabemos que la transmisión es respiratoria y podemos tomar las medidas exactas de prevención".

Si se diera un caso en España, el hospital aplicaría las medidas recomendadas por los Centros de Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta (EE UU), que incluyen mantener listados del personal que entre a la habitación del paciente, notificar inmediatamente a la dirección del hospital cualquier exposición a un enfermo sin la protección adecuada, o la aparición de fiebre o síntomas respiratorios, y el apartamiento del trabajo en el hospital, con el confinamiento en casa durante 10 días, si ha habido un contacto de especial riesgo (por ejemplo, si un médico ha estado sin protección junto a un paciente que ha tosido). Estas medidas se aplican aun cuando el médico o la enfermera no hayan desarrollado ningún síntoma.

Una enfermera atiende a un paciente de SARS ayer en un hospital de Guangzhou (Guangdong, sur de China).

 / AFP
Una enfermera atiende a un paciente de SARS ayer en un hospital de Guangzhou (Guangdong, sur de China). / AFP

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