Lula culpa al poder judicial del fracaso en la guerra contra el narcotráfico

Nunca un presidente de la República había osado en este país criticar tan duramente a las elites, a las que responsabiliza de perder la guerra contra el crimen organizado del narcotráfico que aterroriza a las grandes ciudades. En un discurso sin leer, en Vitoria, capital del Estado del Espíritu Santo, donde el crimen organizado se está adueñando hasta del poder político y judicial, Lula arremetió ante más de cien políticos contra todos los poderes: político, policial, judicial, empresarial y las elites.

Lula dijo que la falta de un trabajo coordinado en el ámbito de la seguridad hace que "el crimen organizado esté ganando la guerra a la policía de forma vergonzosa". A los políticos les dijo que en vez de preocuparse para que Brasil sea mejor dentro de 30 años, se limitan a hacer obras a corto plazo para ponerles su nombre y ganar las elecciones. Con el poder judicial fue durísimo y llegó a pedir un control externo a dicho poder para conocer cómo funciona la justicia, definida por él de "caja negra" e "intocable".

Arremetió también contra el cuerpo de abogados que se niega a pasar por los controles al entrar en las cárceles de máxima seguridad para ver a sus clientes, los presos más peligrosos. "Es increíble que un ciudadano común tenga que pasar por el control de los rayos X en los aeropuertos y los abogados se nieguen a hacerlo en las cárceles".

Dura respuesta

Lula añadió que la lucha en Brasil contra el crimen organizado del narcotráfico se hace cada día "más difícil", porque dicho poder tiene ya su brazo "en el mundo empresarial y en el ámbito internacional". Criticó que cuando la policía detiene se trate de "meros intermediarios", y nunca de verdaderos responsables. Y aquí Lula hizo una afirmación de gran efecto que fue muy valorada. Refiriéndose a las incursiones que hace la policía con gran aparato militar en las favelas de Río o São Paulo para capturar a narcotraficantes, llegó a decir que el día en que "los servicios de inteligencia lleguen a ser más eficaces que la fuerza bruta, no habrá necesidad de invadir las favelas porque bastará llegar hasta los áticos de las grandes ciudades", refiriéndose a que los verdaderos responsables no viven en las favelas.

El discurso de Lula, que tuvo ayer gran eco, fue duramente respondido por los poderes contra los que arremetió. El presidente de la Asociación de Magistrados de Brasil (AMB), Claudio Baldino Maciel, lo calificó de "injuria" y dijo que "la paz social presupone el respeto de los diferentes poderes". Marco Aurelio de Mello, presidente del Tribunal Supremo Federal, se manifestó "sorprendido" y le recordó que ya no está en campaña. El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Nilson Naves, criticó la creación de un control externo del poder judicial, porque "ya está fiscalizado por los magistrados". Para Lula "no se trata de inmiscuirse en la libertad de los jueces, sino en poder acceder a esa caja negra de un poder que se considera intocable". Y definió a la justicia de "clasista", porque "trata mejor a las clases más altas que a las más pobres".