La gripe del pollo obliga a Holanda y Bélgica a vacunar a toda la población en contacto con aves

La gripe del pollo, que causó la semana pasada la muerte de un veterinario en Holanda, ha obligado a las autoridades sanitarias de ese país y de la vecina Bélgica a decretar la vacunación contra la gripe de toda la población que esté en contacto con aves, sean criadores o sacrificadores.

El ciudadano holandés fallecido no estaba vacunado ni había tomado antivíricos (pese a que el Ministerio de Sanidad lo recomendaba desde hace dos meses), pero tanto su familiares como sus colegas más próximos han señalado que las recomendaciones oficiales no especificaban si los médicos tenían la obligación de medicarse.

Hasta el anuncio del primer caso mortal en Holanda, unas 82 personas que habían limpiado las explotaciones aviarias afectadas en el país por la epizootia (epidemia animal) se habían quejado de conjuntivitis.

Las autoridades sanitarias, que ayer confirmaron en Holanda la presencia del virus de la gripe del pollo en la sangre del veterinario, aseguraron que el patógeno no ha sufrido mutaciones. Los expertos temían que el fallecimiento se hubiera debido a una alteración sufrida por el virus al mezclarse con otros propios del ser humano, lo cual le hubiese convertido en un nuevo agente fatal. "La víctima contrajo la enfermedad que padecen las aves y no otra distinta. Resulta una noticia alentadora desde el punto de vista epidemiológico", señalaron ayer portavoces ministeriales.

Cerca de 16 millones de aves de corral habían sido ya sacrificadas hasta ayer en Holanda, casi un 20 % del total criado para el consumo. En Bélgica, donde corrieron la misma suerte 250.000 gallinas después de comprobarse la pasada semana los primeros contagios en granjas locales, ha sido necesario exterminar a otras 270.000.

Con todo, los epidemiólogos holandeses sostienen que contagiarse de la gripe del pollo es muy difícil. El veterinario muerto es la novena víctima registrada en el mundo.