Pekín envía inspectores a las provincias para averiguar el alcance real de la neumonía
Las autoridades de Hong Kong consideran que la epidemia se está estabilizando en la ciudad
El pasado 28 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que ni ella ni el Gobierno chino conocían la magnitud del brote de neumonía asiática en China. Tres semanas después, tras las fuertes críticas internacionales y las destituciones del Ministro de Sanidad y del alcalde de Pekín, las autoridades chinas se han lanzado por fin a descubrir cuántos afectados hay en el país. El Consejo de Estado decidió ayer enviar un tercer equipo de inspectores a 11 provincias que registran pocos o ningún caso. China anunció ayer que han fallecido 97 personas y están infectadas 2.158.
Con el envío de médicos y funcionarios gubernamentales, Pekín pretende sacar a la luz aquellos enfermos que no hayan sido registrados hasta ahora y ayudar a las provincias a prepararse ante la posibilidad del estallido de la epidemia. Entre las zonas que visitarán los inspectores chinos están la provincia de Liaoning, la municipalidad de Chongqing o la región autónoma de Xinjiang, que de momento no han informado de ningún infectado. "Las áreas que tienen menos casos deben estar en máxima alerta y preparadas para prevenir un brote", dijo la viceprimera ministra, Wu Yi.
Para Henk Bekedam, director de la OMS en Pekín, va a ser "un gran desafío" contener el SARS (síndrome respiratorio agudo grave) en este país. "Creo que nos encaminamos hacia una epidemia muy grande". La capital china ha suspendido las clases en 280 colegios del distrito universitario de Haidian, donde el número de gente, principalmente estudiantes, que se protege con mascarilla en las calles alcanza en algunos lugares el 50%, un porcentaje muy superior al del resto de la ciudad.
De los nuevos casos anunciados, la mayoría corresponde a Pekín, donde el número de enfermos asciende a 588, y el de fallecidos a 28. En todo el mundo las cifras corresponden a 3.947 y 229, respectivamente. El repentino aumento en la capital (en tres días se ha pasado de 37 a 588 infectados) refrenda la posición de quienes aseguraban que las autoridades habían ocultado deliberadamente la crisis. Muchos ciudadanos, entre ellos médicos, enfermeras y profesores, han mostrado su indignación al conocer cómo se había encubierto la enfermedad. "Creo que ha sido un gran error", aseguraba ayer un profesor en la televisión nacional. El presidente chino, Hu Jintao, ordenó la semana pasada acabar con el secretismo que ha marcado la neumonía atípica desde que se detectó el primer caso en noviembre en la provincia de Guangdong.
En una semana, el discurso oficial ha pasado de negar la evidencia a mostrar en los medios de comunicación un desglose pormenorizado del número de fallecidos por provincia. La que no figura en la lista o está libre de la epidemia o no ha informado al Gobierno central. Un equipo de investigadores de la OMS se encuentra en Shanghai para verificar la situación en esta ciudad de 17 millones de habitantes, epicentro económico del país.
China está sufriendo de forma grave el efecto de la crisis sobre la economía, con vuelos, viajes de negocios y ferias suspendidos. La empresa de de electrónica japonesa Matsushita, fabricante de las marcas Panasonic y National, paralizó el lunes la producción de su fábrica en Pekín, como medida preventiva, después de que se detectase que el marido de una de sus empleadas, que es taxista, llevó al hospital a un enfermo de neumonía. Este hecho provocó una caída en el índice de la Bolsa de Tokio, dado que son muchas las empresas japonesas que han abierto fábricas en China.
En Hong Kong, donde ayer se registraron 32 infectados, lo que eleva la cifra total a 1.434, y cinco fallecidos, sobre un total de 99, las autoridades se han mostrado más optimistas los últimos días. Según Tung Chee Hwa, jefe de Gobierno de la ex colonia británica, las medidas de cuarentena y la detección temprana de posibles infectados está permitiendo controlar la epidemia. "Creo que de forma lenta, pero segura, las cifras se están estabilizando", dijo. Sin embargo, Tung se guardó mucho de declarar la victoria en la batalla contra la neumonía. "La enfermedad todavía va a estar con nosotros algún tiempo", afirmó Yeoh Eng Kiong, responsable de Sanidad. "No creemos que vaya a ser erradicada completamente porque es un virus muy contagioso".
La ex colonia dio ayer un paso hacia la normalización de la vida cotidiana con la apertura de las escuelas de secundaria. Unos 200.000 estudiantes volvieron a clase, protegidos por las mascarillas, obligatorias para alumnos y profesores. En Singapur, con 16 víctimas mortales, el Ministerio de Educación dijo que va a distribuir 500.000 termómetros a los estudiantes para que se midan dos veces al día la temperatura con objeto evitar la propagación de la infección.
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