Cinco muertos y 70 heridos en una nueva operación de castigo israelí en Gaza
Los dirigentes palestinos acusan a Israel de sabotear el nombramiento de su nuevo Gobierno
Cinco palestinos fallecieron y más de 70 resultaron heridos en la mayor incursión militar israelí efectuada hasta la fecha en el campo de refugiados de Rafá, al sur de Gaza. La intensidad de los enfrentamientos se cobró también la vida de un joven soldado israelí, que trabajaba como cámara para el Ejército. A estas muertes se unió la de un adolescente palestino, abatido tras lanzar un cóctel molotov a una patrulla militar en un pueblo de Cisjordania. La reactivación de la espiral de violencia pone en cuestión la viabilidad del nuevo Gobierno palestino, que ha de ser presentado antes del miércoles. Por otra parte, este fin de semana fueron detenidos ocho policías israelíes sospechosos de haber atentado contra palestinos en Hebrón, en 2002, informa Afp.
En vísperas del nombramiento oficial de un nuevo Ejecutivo palestino, que en principio conllevaría la aplicación de una serie de medidas de confianza por parte del Gobierno israelí -entre ellas la moderación de las operaciones militares-, el Ejército lanzó la que hasta ahora ha supuesto su mayor incursión en el campo de refugiados de Rafá. Según el portavoz militar, esta localidad fronteriza -situada entre el sur de la Franja de Gaza y la península del Sinaí- constituye el principal punto de entrada de armas y munición ilegales en los territorios palestinos. En un comunicado oficial, el Ejército israelí aseguró haber dinamitado dos túneles por los cuales se introducía armamento de contrabando, así como haber demolido una vivienda que servía como tapadera para la entrada de uno de ellos.
La operación fue llevada a cabo por más de cuarenta vehículos militares -entre carros de combate, vehículos blindados y excavadoras de gran tamaño-, que contaron con el apoyo aéreo de cinco helicópteros de combate. Según testigos, mientras los helicópteros iluminaban la zona y disparaban esporádicamente contra los francotiradores, varias unidades de tierra procedieron a realizar registros casa por casa. Uno de los inmuebles investigados fue la vivienda familiar del principal líder del movimiento islamista Hamás en Rafá, Mahmud Abu Shamla, que fue después dinamitada.
La Media Luna Roja contabilizó cinco muertos -entre ellos dos civiles de 14 y 32 años, dos milicianos, y un agente de la policía palestina- y más de 70 heridos de diversa consideración, la mayoría de ellos civiles. En un primer momento, el Ejército aseguró que uno de los fallecidos era Abu Shamla, algo que luego fue rebatido por un portavoz de Hamás. Fuentes militares hablaron también de la demolición de tres inmuebles, mientras que la gente del lugar aseguró que fueron ocho las viviendas destruidas en el transcurso de la operación.
Por su parte, el brazo armado de Hamás reclamó la autoría del lanzamiento de dos cohetes de fabricación artesanal contra la localidad israelí de Sderot y otros dos proyectiles de mortero contra el bloque de asentamientos de Gush Katif, que causaron daños materiales.
El todavía ministro de Administración Local y probable titular de Turismo en el próximo Gobierno palestino, Saeb Erekat, condenó la intensidad y el momento elegido para la incursión. "Este ataque israelí y la reciente escalada de violencia tienen un solo objetivo: sabotear el nombramiento de un nuevo Ejecutivo y la aplicación de la Hoja de Ruta", declaró Erekat, en relación al plan de paz elaborado por el Cuarteto (formado por Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia), que estipula la creación de un Estado palestino con fronteras y competencias interinas para finales de este año, y un Estado independiente para finales de 2005.
Hablando ante los micrófonos de la radio pública israelí, un mando del Ejército se felicitó del éxito de la incursión, que según él sirvió para desarticular dos túneles más. El oficial, que prefirió mantenerse en el anonimato, aseguró que son ya 17 los túneles destruidos desde principios de este año. La misma fuente se congratuló de que este tipo de operaciones, que tienen como objetivo la "infraestructura de los terroristas", hayan cortado en gran medida el contrabando ilegal de armas, "haciendo que el precio de una bala haya aumentado hasta los 15 sekels (15 euros)".
El campo de refugiados de Rafá, debido a su posición estratégica entre la Franja de Gaza y Egipto, constituye un punto de fricción casi diaria, presentando el mayor número de muertos y heridos en términos relativos de todos los territorios palestinos.
De sus alrededor de 60.000 habitantes, casi un tercio han visto demolidas sus casas, ya sea total o parcialmente, y viven en tiendas de campaña proporcionadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja o la UNRWA (agencia especializada de Naciones Unidas para los refugiados palestinos). El altísimo nivel de destrucción de viviendas, equipamientos y calles pone de relieve un aspecto desolador.
Muere un cámara israelí
La incursión de Rafá se cobró también la vida de un soldado israelí, que trabajaba como cámara para la oficina del portavoz del Ejército. Lior Ziv, de 19 años, natural de Holón (un suburbio del sur de Tel Aviv), murió por los disparos de un francotirador palestino, mientras grababa el desenlace de las operaciones.
El oficial al mando, el general de brigada Gadi Shamni, explicó: "Lior filmaba el interior de una casa que estábamos registrando". Aparentemente, el joven fue abatido "en el momento en que se movía de esta vivienda a otra, cuando le dispararon desde corta distancia".
La muerte de Ziv sucede a la de un cámara de televisión palestino, Nazih Darouza, que falleció el día anterior al ser alcanzado mientras cubría unos enfrentamientos en Nablús para la agencia Associated Press.
Con Ziv y Darouza son ya cuatro los informadores fallecidos desde el inicio de la Intifada, hace dos años y medio. Los precedentes son los de un fotógrafo italiano, abatido por un tanque en un campo de refugiados de Ramala, y el de un reportero palestino abatido en el mercado de la ciudad de Yenín.
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