40 países, contra futuras "líneas divisorias" en la UE

Los 40 líderes asistentes a la Conferencia Europea suscribieron en Atenas una solemne declaración en la que reafirman su objetivo de crear "una comunidad de valores basada en la democracia, el Estado de derecho y el respeto de los derechos y libertades fundamentales". "En este momento histórico , los jefes de Estado y de Gobierno se han reunido para reiterar su determinación de no tolerar más líneas divisorias".

A la cita, a la que sólo faltaron los líderes de España y Reino Unido, acudieron los jefes de Estado y de Gobierno de la actual UE, los 10 países que se incorporarán a la Unión el 1 de mayo de 2004 (Letonia, Lituania, Estonia, Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre), los tres candidatos que aún no han culminado el proceso (Rumania, Bulgaria y Turquía), y Noruega, Liechtenstein, Islandia, Albania, Suiza, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Rusia, Ucrania y Moldavia.

Estos tres últimos, junto con los países del Mediterráneo Sur ausentes ayer, no ingresarán en la UE, pero serán invitados a formar parte de un espacio único económico y político. El resto podrán formar parte de la Unión en los próximos años. El caso más polémico es el de Turquía, que a finales de 2004 será examinado para ver si cumple los requisitos para negociar su adhesión. Ayer, y como parte del nuevo espíritu de entendimiento europeo, el ministro turco de Exteriores, Abdulla Gul, declaró en Atenas que "el destino de Turquía es la Unión Europea".

Frase críptica

Los firmantes de la solemne declaración se comprometen a combatir amenazas para la seguridad, fomentar el comercio mutuo y el desarrollo sostenible, incrementar la colaboración cultural... Tras esto, una frase críptica: "Para la aplicación de lo anterior, son necesarios unos instrumentos flexibles y unas medidas adaptadas a las necesidades específicas con un planteamiento diferenciado y condicionadas al cumplimiento de unos objetivos parciales acordados".

La también críptica nota de humor corrió a cargo del francés Jacques Chirac y del italiano Silvio Berlusconi. El primero sugirió en broma la conveniencia de que desaparezca el Consejo de la UE. Aparentemente menos en broma, Berlusconi planteó eliminar también la Comisión Europea. A cambio de ambas instituciones, el primer ministro italiano propuso crear un Gobierno Europeo en el que cada líder se haga cargo de una cartera gestionada con sus propios medios nacionales.