La inseguridad retrasa la ayuda humanitaria en Irak
Los expertos de la ONU recuerdan que los iraquíes tienen alimentos para aguantar sólo cuatro semanas más
Será la operación humanitaria más grande de la historia. Cuatro veces la que se llevó a cabo tras la guerra de Afganistán, según la ONU. Hay que asistir a 27 millones de iraquíes, de los cuales el 60% ya vivía de la ayuda de Naciones Unidas antes de la guerra. "La madre de todas las asistencias humanitarias", definen las agencias de ayuda desplegadas en la zona. "La madre de todas las operaciones logísticas", confirman. Desde Bangladesh -que depende él mismo de ayuda exterior- hasta Australia. Naciones tan diversas se han comprometido a donar fondos para la asistencia humanitaria al pueblo de Irak. Pero poca ha sido la ayuda entrada hasta ahora. El problema: la inseguridad. La falta de ley y de orden en el liberado Irak.
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"Bajo la ley internacional corresponde a los ejércitos de ocupación restablecer la ley y el orden", explica Antonia Paradela, portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM) de Naciones Unidas. La convención de Ginebra establece que "son los ocupantes los que deben garantizar los derechos básicos de la población, entre los que se incluye la seguridad y hacer valer el respeto por la propiedad pública y privada", añade Paradela. "Naciones Unidas está preparada para entregar los alimentos", prosigue la portavoz del PAM. "Semanas antes de que comenzara la guerra ya estábamos preparados", enfatiza. "El único problema es la falta absoluta de seguridad". También de dinero. Sólo han recibido la cuarta parte de lo que pidieron. De los 1.300 millones de dólares solicitados, sólo ha llegado de los países donantes el 25%.
Y mientras la seguridad no llega, las organizaciones de ayuda siguen advirtiendo del desastre humano que se avecina. "La población sólo tiene alimentos para aguantar hasta final de mayo", explica Paradela. "A partir de ahí, si no podemos entrar con la ayuda, el desastre puede ser de magnitudes incalculables", advierte la portavoz. "No podemos esperar a que los iraquíes comiencen a pasar hambre y sed bajo el calor asfixiante", relata Paradela. Para entonces será muy tarde. Aunque la realidad lleva siendo lúgubre para los iraquíes desde hace décadas. Varias guerras y 12 años de sanciones han puesto de rodillas al que fue un país de ingresos medios.
En 1990, el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas situaba a Irak en el puesto 76 de su escala de desarrollo humano. Diez años después había descendido hasta el lugar 126, un escalón por encima de Lesoto. El producto interior bruto (PIB) colapsó de los 3.000 dólares per cápita de 1990 a menos de 700 una década después. Incluso antes de que la guerra comenzase, Irak tenía el mayor número de desplazados internos de toda la región (alrededor de un millón y medio de personas).
El Programa Mundial de Alimentos tiene preparada comida para alimentar de urgencia a dos millones de personas durante un mes. Luego cuenta con dar de comer al resto de la población durante tres meses utilizando los 44.000 puestos de distribución de la red local establecida para distribuir el Programa Petróleo por Alimentos. No ha habido precedente igual en la historia de la agencia de Naciones Unidas. "Ya hay 4.000 toneladas de harina de trigo esperando en un almacén de Kuwait", informa Antonia Paradela. "Cerca de 160 toneladas de galletas especiales para niños malnutridos", prosigue la portavoz del PAM. "Y 500.000 toneladas de alimento en camino", enfatiza. "Sólo necesitamos seguridad para poder hacer entrega de la ayuda", recalca una vez más la funcionaria de Naciones Unidas.
"El reto es enorme, pero si falla la seguridad, todo se vendrá abajo". El plan del Programa Mundial de Alimentos es asistir a la población iraquí hasta que ésta desarrolle la capacidad de autogestionarse durante un periodo no mayor a seis meses. La ayuda del PAM entrará al país por cinco vías de acceso, hasta que se restablezca la venta de petróleo e Irak vuelva a negociar sus propios contratos.
La semana pasada el Programa Petróleo por Alimentos reanudaba su labor. Aunque los funcionarios de Naciones Unidas se hacían la pregunta que se hacen todas las agencias internacionales de ayuda: ¿permitirá el pillaje llevar a cabo la misión? A principios de la semana pasada, el buque The Pearl of Fujairah amarró en el puerto de Kuwait, controlado por las tropas de Estados Unidos. A bordo transportaba 50.000 toneladas de trigo que llevaban varias semanas navegando de un lado a otro por el golfo Pérsico. La razón: las minas y la falta de seguridad para atracar en el único puerto operativo de Irak, Um Qasr.
Finalmente, el barco australiano descargó en Kuwait el primer cargamento de comida como parte del Programa Petróleo por Alimentos desde que este acuerdo fuera suspendido dos días antes de la invasión de Irak, el pasado 20 de marzo.
El Programa Petróleo por Alimentos, del que se encarga temporalmente el secretario general de la ONU, Kofi Annan, se creó a partir de la resolución 986 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a mediados de los noventa. Permitía a Irak exportar crudo para frenar los rigores del embargo impuesto hace 12 años. Tras el desmantelamiento del régimen de Sadam Husein, el embargo será papel mojado y el programa, el más grande de la ONU jamás creado, debería tener los días contados.
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