El Macba dedica una exposición a la 'creación permanente' de Robert Filliou

Robert Filliou decía que "el arte es lo que vuelve la vida más interesante que el arte". Es una bella manera de explicar el porqué de tanta proliferación de artistas en las últimas décadas. "Filliou no pensaba que todo es arte, sino que deseaba que las cualidades del espíritu y las libertades inherentes a la práctica del arte se difundieran y se generalizaran en una historia común para que todo pudiera considerarse arte", explica Silvie Jouval, comisaria de la exposición Robert Filliou. Genio sin talento, un conjunto de 170 obras que hasta el 29 de junio se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) en lo que es la primera retrospectiva en España de este artista considerado de culto.

"Cada vez hay más jóvenes artistas interesados en la obra y el pensamiento de Robert Filliou", comenta Silvie Jouval, para quien este artista francés, nacido en 1926 en Sauve, se ha convertido ya en un mito. En su texto del catálogo recoge el fragmento de una carta del artista fechada en 1966 en la que resumía parte de su autobiografía: "He vivido tres años en España, dos en Dinamarca, cinco en Estados Unidos, tres en Japón y uno en Egipto. Paso temporadas breves en diversos lugares de este mundo, al que he dado dos veces la vuelta desde que salí de Francia en 1946, con 20 años. He sido becario, guerrillero, peón, vigilante nocturno, camarero, estudiante y funcionario de Naciones Unidas antes de convertirme en vagabundo, traductor, intérprete y, actualmente, empresario de cedillas que sonríen". Se refería en este último trabajo a un c-entro de creación que fundó junto al artista George Brecht en Villefrance-sur-Mer entre 1965 y 1968, en el que realizaron ediciones, exposiciones, performances, vídeos y todo tipo de actividades. Después todavía vivió en Dusseldorf hasta que en 1975 volvió a Francia y, tras haber pasado tres años en un monasterio tibetano francés, falleció en 1987 en Les Eyzies.

"Filliou era un artista Fluxus, lo que significa que en él predominaba más el concepto que el interés por la materialización del objeto", indica Manuel Borja Villel, director del Macba. "Queríamos establecer un diálogo entre su obra y la de Richard Hamilton, del que el museo también presenta una retrospectiva, porque si este último parte de la imagen y se apropia de los diseños de consumo, Filliou toma como punto de partida el lenguaje". Ambos tuvieron como padre espiritual a Marcel Duchamp, pero, reconoce Borja-Villel, la mirada del artista francés sobre el maestro es más transgresora e irónica.

La exposición recorre los 30 años de trayectoria artística de Filliou y exhibe desde poemas escritos o visuales a instalaciones interactivas, cuadros de 80 metros, vídeos, esculturas y documentos de sus performances. Explica Silvie Jouvel que se consideraba un maestro de las cosas mal hechas y un "genio sin talento", frase que ha dado título a la exhibición. "Nuestra sociedad está más preocupada en desarrollar el talento que el genio", comenta Jouvel, para quien Filliou defendía lo contrario y no daba especial importancia a la materialización de la obra, que era la espoleta para el pensamiento a la acción más que un fin en sí misma.

Entre las piezas que se exhiben figura el proyecto pacifista Commemor, una llamada a los países europeos para que intercambien sus respectivos monumentos a los caídos en la guerra. También se presenta el Poïpoïdrome, instalación en la que se precisa la participación del espectador y que está pensada para ser un lugar de intercambio entre las culturas occidentales y no occidentales. Una amplia selección de múltiples -en su mayoría procedentes de los fondos del coleccionista belga François Courlet y depositados durante cinco años en el Macba-, ejemplos de su galería portátil, que cabía en un sombrero, o Eins, Un, One..., su última instalación consistente en dados que tienen el número uno en sus seis caras.