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GUERRA EN IRAK | La búsqueda de las armas

Powell confía en hallar armas de destrucción masiva en Irak tras el final del conflicto

Equipos de investigadores estadounidenses buscan material militar prohibido por todo el país

"Ya las encontraremos", dijo ayer Colin Powell a la cadena británica BBC cuando un periodista le preguntó dónde están las armas de destrucción masiva que teóricamente originaron la guerra. Hay equipos secretos de investigadores dedicados exclusivamente a la búsqueda de las armas prohibidas, que estaban preparados en Kuwait para entrar en Irak antes del principio del conflicto. Sus pesquisas, basadas en la información de los servicios de espionaje estadounidense y británico, no han permitido encontrar por ahora ni un solo gramo de algún elemento prohibido.

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Donald Rumsfeld, el jefe del Pentágono, reconoce que hay cierta "preocupación" sobre la falta de armas, pero su Gobierno ya sugiere alternativas para evitar el engorro: aseguran que el antiguo régimen iraquí puede haberlas destruido durante la guerra o haberlas deslizado hacia países vecinos, Siria o Irán.

Estados Unidos y Gran Bretaña crearon equipos de investigadores expertos en armas de destrucción masiva para buscarlas en Irak en cuanto la guerra comenzara. Formaron los equipos con antiguos miembros de la UNMOVIC, el organismo de inspección armamentística de la ONU, y los rebautizaron como USMOVIC. Estaban listos para su misión en una base de Kuwait desde una semana antes del comienzo de la guerra, un símbolo más de lo inevitable que era este conflicto.

Hasta ahora no han encontrado nada. Han investigado en lugares sospechosos y han seguido las pistas encontradas durante la campaña militar, pero por ningún lado aparecen los 25.000 litros de ántrax, los 38.000 litros de toxina de botulismo, las 500 toneladas de gas sarín, gas mostaza y agente nervioso VX ni las 30.000 municiones listas para dispersar ese armamento. Ése es el inventario que Estados Unidos había ofrecido en los días anteriores a la guerra. Un alto cargo de la Casa Blanca, preguntado recientemente por el paradero de semejante alijo, respondió: "Quizá los iraquíes lo han vertido todo quién sabe dónde". Piden también a la prensa cierta mesura a la hora de usar las cifras anteriores, que ahora han pasado a denominarse "meras estimaciones".

El Gobierno de Estados Unidos, consciente del bochorno internacional al que se expone si no demuestra las acusaciones en las que ha justificado la guerra, asegura que si no se han encontrado armas es porque no se han metido de lleno en esa labor: "La preocupación hasta ahora ha sido asegurar el país y acabar con el régimen", dice un portavoz de la Administración.

"Pues claro que estamos preocupados", dijo el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando se le preguntó la semana pasada por la falta de pruebas sobre las supuestas armas del régimen iraquí.

El Pentágono incluso ofrece, sin éxito, recompensas a los científicos iraquíes que puedan aportar datos. En varias ocasiones, Donald Rumsfled ha insinuado la posibilidad de que algunos miembros del régimen de Sadam Husein hayan cruzado la frontera llevándose con ellos material prohibido, una acusación que siempre hace metódicamente pegada a comentarios negativos sobre Siria.

Nutrido escepticismo

Hasta el bastión conservador por excelencia, el diario Wall Street Journal, el periódico que más fervor mostraba por la guerra, empieza a pedir explicaciones por la falta de resultado: "Si EE UU no hace descubrimientos irrefutables de armas prohibidas", decía en un editorial reciente, "el fracaso alimentará un ya nutrido escepticismo sobre los motivos de esta guerra".

En los primeros días de la invasión, el Pentágono deslizaba con rapidez cualquier hallazgo sospechoso. Un mando de la División Aérea 101 llegó a mostrar su seguridad en que se había encontrado el "arma del crimen" en forma de 14 barriles que con seguridad, según dijo, almacenaban agentes químicos. Se permitió que la prensa fotografiase los barriles con una etiqueta escrita en francés, lo que proporcionaba una última ironía. Los barriles resultaron contener un simple pesticida. Ayer mismo, marines del 5º Regimiento del 1 Batallón aseguraron haber encontrado "278 ojivas" con sustancias químicas, descubiertas tras los primeros análisis. Por la noche rectificaron: sólo eran cinco ojivas y que tenían ser sometidas a nuevos análisis.

El Pentágono ha optado por no desvelar sus investigaciones ante el riesgo de tener que excesivas rectificaciones desemboquen en el ridículo. La doctrina actual es llamar "liberación" a la guerra y tratar de ignorar que se montó para encontrar las armas. Cuando en las ruedas de prensa se pregunta cómo es posible que Sadam Husein no usara su legendario arsenal en su última batalla, la respuesta siempre es la misma: no lo ha hecho porque la operación militar ha sido tan brillante que rompió la cadena de mando y le impidió dar la orden.

Niños iraquíes jugando en un camión con misiles abandonados, el sábado, en Bagdad.
Niños iraquíes jugando en un camión con misiles abandonados, el sábado, en Bagdad.AFP

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