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Sharon aprovecha la guerra

La reactivación de los asesinatos extrajudiciales por parte de los israelíes pone en entredicho el futuro de Abu Mazen

Si durante los primeros cinco días de guerra en Irak la situación en el conflicto palestino-israelí tendió a calmarse y, excepcionalmente, no hubo ningún muerto, estos últimos cinco días han sido escenario de varios incidentes que pueden reactivar la espiral de violencia. En vísperas de nombrar oficialmente un nuevo Gobierno, el primer ministro palestino, Abu Mazen, podría fracasar estrepitosamente si esto ocurriera.

Además de los enfrentamientos cotidianos -que ayer causaron la muerte clínica a un joven pacifista británico, alcanzado mientras ayudaba a cruzar la calle a unos niños en Rafá-, los intentos de perpetrar más atentados por parte de las organizaciones radicales palestinas y la guerra sucia de las fuerzas de seguridad israelíes amenazan con acabar no sólo con la ventana de oportunidad abierta por Abu Mazen, sino también con la Hoja de Ruta.

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Los grandes avances logrados en Irak por las fuerzas aliadas parecen haber dado alas a los halcones que forman el Gabinete de Ariel Sharon. Si al principio de la guerra la incertidumbre reinante llevó a la contención de las incursiones y otras operaciones militares, durante las últimas jornadas el Gobierno reactivaba su política de asesinatos extrajudiciales de presuntos terroristas. Con un cazabombarderos F-16 en el centro de Gaza, las fuerzas militares mataron a un dirigente de la rama militar de Hamás, así como a otros dos miembros del movimiento islamista y a cuatro civiles, e hirieron a más de cuarenta inocentes. Con helicópteros Apache acabaron con uno de los comandantes de las Brigadas de Al Quds, afiliadas a la Yihad Islámica, e hirieron de diversa consideración a una decena de personas. Además, en Tulkarem, una unidad encubierta de la Policía de Fronteras mató a tres activistas de Al Fatah.

Por su parte, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y el Frente Popular reivindicaron la autoría de la incursión en una base militar del Valle del Jordán en la que fallecieron dos soldados y otros nueve resultaron heridos. Asimismo, en represalia por los asesinatos, las milicias de Hamás y la Yihad Islámica retomaron el lanzamiento de proyectiles y morteros de fabricación artesanal contra la localidad israelí de Sderot y los asentamientos de la Franja de Gaza.

Tanques y blindados israelíes penetraron enseguida en la zona donde estaban emplazadas las lanzaderas y las destruyeron. El ministro de Defensa, Saúl Mofaz, advirtió a los palestinos de que tras la caída de Sadam deben entender que "el mundo ha cambiado" y que deben "dar la oportunidad a que se establezca un Gobierno que no practique el terrorismo, la violencia y la incitación". El jefe del equipo de negociaciones de la ANP, Saeb Erekat, salió al paso de Mofaz y le acusaó de intentar "sabotear precisamente la creación del nuevo Ejecutivo y la aplicación de la Hoja de Ruta a través de los asesinatos".

Mientras tanto, el nuevo primer ministro, Abu Mazen, guarda silencio y espera el día adecuado para presentar a su Gabinete, algo que, según fuentes diplomáticas, podría ser este lunes. Tras haber sido elogiado por diversos dirigentes israelíes -entre ellos, los propios Sharon y Mofaz-, Abu Mazen espera un apoyo retórico y también práctico que le permita hacerse con el control de los servicios de seguridad, para poder enfrentarse a aquellos grupos que se resistan a la desmilitarización de la Intifada, según el actual ministro de Trabajo, Ghassan Khatib, quien ya formó parte de la delegación palestina en la Conferencia de Paz de Madrid. Khatib, a quien se da como seguro en el nuevo Gobierno, insiste en que deben "hacer todo lo posible para que la Hoja de Ruta sea publicada y aplicada cuanto antes, pues constituye una oportunidad que no podemos desaprovechar, como ya ocurrió con los planes Mitchell y Tenet".

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