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Reportaje:

Un bosque crece en Las Arenas

Una quincena de personas se han aposentado desde hace meses e incluso años en la que fuera plaza de toros, cuyo coso se ha convertido en un zarzal

Blanca Cia

Los tendidos de Las Arenas se han convertido en improvisados habitáculos. Una quincena de personas los han ido ocupando. Algunos llevan años, otros están de paso. Quien más quien menos sabe que es inminente la entrada de las máquinas porque el viejo coso se convertirá en un centro lúdico comercial. Mientras, parte de la plaza -cerrada desde hace más de 20 años- se va desmoronando, sobre todo la estructura del tejado que se asoma al interior.

La arena se ha convertido en un bosque de matojos y árboles. Junto a las gradas del piquete de la Guardia Civil se han dibujado grafitos. Los gatos son los reyes del coso y la basura y la suciedad se han apoderado de todo.

"Aquí estamos". Nayín, de Melilla, se encoge de hombros. Vive en el hueco de una de las tribunas de sombra. Aunque lo de vivir resulta un poco excesivo porque el habitáculo consiste en un colchón tirado en el suelo, unas cuantas ropas y algún trasto. Explica que no lleva demasiado tiempo: "Algunos meses". Y añade que ahora serán unas 15 las personas las cobijadas entre los restos de la plaza. "Hay de todo, peruanos, árabes, de aquí".

Muchos salen a trabajar por la mañana y algunos cierran las puertas de sus improvisados hogares con cadenas y candados.

También los hay que no tienen nada que hacer o que viven de la caridad. Mohamed y su mujer llevan ocho años refugiados en uno de los tendidos. Se enfada cuando se le pregunta cómo vive. Argumenta que hace años que no tenía tantos problemas para trabajar. "Ahora no hay manera, sin documentación en regla no se puede hacer nada. Pasa desde que está [el presidente del Gobierno, José María] Aznar", gruñe. "No soy un maleante y tengo cuidado de mi espacio", añade. En el interior de lo que es su refugio se ve la cama. A un lado, algo parecido a un armario con ropas y ha aprovechado el minúsculo espacio para colocar una pequeña mesa.

No todos se han instalado dentro. Luis, portugués, de 38 años, lleva un año viviendo debajo de uno de los portones centrales. Con mantas, cartones y planchas de aluminio ha montado algo parecido a un campamento. Dice que está bien así y que prefiere la intemperie a entrar en la plaza. Los vecinos de la plaza de Las Arenas se llevan bastante bien. "No hay problemas", comenta Nayin. Saben que tarde o temprano tendrán que abandonar sus refugios y buscar cobijo en otra parte. Lo que no está claro es cuándo empezarán obras.

La empresa Sacresa, propietaria de la plaza, anunció el pasado noviembre que los trabajos para estabilizar la fachada se iniciarían de inmediato. El arquitecto Alonso Balaguer, asociado a Richard Rogers, explicaba que el proyecto básico está casi concluido y que en breve se podrá pedir la licencia para asegurar las partes de la fachada que peligran y empezar a derruir las edificaciones del lado de la calle de Llançà. El Ayuntamiento dio el visto bueno al plan especial a finales del año pasado.

El proyecto diseñado por Richard Rogers, miembro del consejo asesor de urbanismo del alcalde de Barcelona y autor, entre otros, del edificio Millenium de Londres y del hotel Hesperia de L'Hospitalet, parte de la conservación de la fachada. El centro lúdico tendrá multicines y espacios dedicados a la restauración.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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