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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Naciones irresponsables

Días pasados visité en Miami a un amigo argentino, responsable para Latinoamérica de una compañía internacional de servicios, quien es además un agudísimo observador de la realidad. Se trasladaron a Estados Unidos hace apenas dos años. Me comentaban sobre el tremendo impacto que les produjo el ver una sociedad de consumo "desde adentro". Cuando visitaban casas para comprar, lo que más les llamó la atención fueron los closet y los cuartos de chicos. Quedaban pasmados al ver semejante despilfarro de ropas y juguetes.

Una cosa es el bien vivir; otra, ordinaria y chocante, el despilfarro. Máxime cuando con ese despilfarro se podría vestir o dar juguetes a millones y millones de chicos de otras partes del mundo. Hacemos esta reflexión sin dejar de admirar en otros tantos aspectos a ese gran país del continente americano. Ya quisiéramos gozar de un sistema de justicia, de oportunidades laborales y de realización personal como los que ellos disponen, sólo para citar unos pocos ítems de una larga lista. No porque sí llegaron al grado de poder que hoy disfrutan.

Pero el modelo de desarrollo que proponen es absolutamente incompatible con el planeta Tierra. ¿Cómo es posible que una sola nación consuma la mitad de la energía del mundo? ¿Cómo es posible que esa misma nación contamine lo mismo que contamina todo el resto de la humanidad? Y que encima tenga el descaro de ufanarse del resto de los mortales no suscribiendo el tratado (el de Kioto), que pretende preservar la morada de la cual depende la supervivencia de la raza humana.

La otra nación que merece el rótulo de "irresponsable" es bien conocida para los españoles, por razones de sangre, de cultura, de empatía y de amistad. Habiendo sido privilegiada con una de las llanuras fértiles más prodigiosas del planeta, con hidrocarburos y recursos del tipo que se desee imaginar, con una estructura demográfica reducida para su extenso territorio y con un aceptable nivel de educación, comete el delito colectivo de condenar a millones y millones de sus habitantes a la extrema pobreza, al hambre y a la indigencia. ¿Cómo es posible? Una nación que teniendo de por sí lo que tiene se apropia de los ahorros de ciudadanos de otros países, al no poder devolver los préstamos que soberanamente asumió. ¿Cómo es posible? Por nuestra irresponsabilidad, los argentinos recibimos constantemente el reproche y la humillación del resto del mundo. Nuestra irresponsabilidad afecta decisivamente sobre todo a los propios ciudadanos del país y a aquellos que nos confiaron sus ahorros e inversiones, lo que no es poco, pero no ocasiona trastornos ni daños marcantes a la humanidad.

En cambio, aquella que pone en jaque el destino de todos, no sólo hace oídos sordos a los desesperados reclamos del resto de la humanidad, sino que se da el lujo de hablarnos de moral, y mucho más grave aún, con su irresponsabilidad estructural circulando por sus venas, pretende tomar en sus manos el control absoluto del mundo. ¡Dios nos libre y nos guarde! Como dice textualmente mi amigo radicado en Miami: "No hay libertad sin responsabilidad. Las conductas irresponsables de los hombres, tanto individuales como colectivas, son la antesala de una supresión de la libertad. Esperemos que quienes la declaman y pretenden defenderla tengan conciencia de ello y lo reflejen en sus conductas".

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