Almodóvar cree que a Hollywood le gusta premiar los sentimientos hondos y oscuros

Pedro Almodóvar cree que el Oscar al mejor guión original obtenido por Hable con ella se debe "a que a Hollywood le gusta premiar las historias de sentimientos profundos y oscuros, poco acartonados". Pletórico como siempre de humor, compromiso y labia, el cineasta ofreció ayer una larga y masiva conferencia de prensa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se quejó de que algunos medios hayan malinterpretado su actitud en la gala de entrega y dejó clara su postura: "La guerra es una barbaridad de consecuencias imprevisibles que sólo creará más odio. El Gobierno debe abrir la trompa de Eustaquio y escuchar al pueblo. Si no lo hace, traicionará el poder que recibió en las urnas".

Almodóvar fue recibido por la prensa con aplausos y bravos. Llegó puntual y en la mano traía su segundo Oscar. A su lado, Leonor Watling, Rosario Flores y su fiel hermano Tinín. Marisa Paredes, entre los periodistas y los admiradores. Hubo 20 cámaras de televisión, 40 fotógrafos, 40 redactores. La estrella desplegó a voluntad sus encantos: posó con la escultura durante 20 minutos, luego se la prestó un rato a los reporteros gráficos, por fin respondió preguntas durante casi una hora.

Para empezar, salió al paso de algunos artículos de prensa que, a su juicio, malinterpretaron su actitud y sus palabras de agradecimiento durante la "tensa gala" del Kodak Theater: "Es verdad que no dije todo lo que llevaba preparado, pero es una tontería y una falsedad decir que me autocensuré como dijo El Mundo. 45 segundos dan para poco, pero fue un discurso sutil y dije lo que quise decir".

Por si alguien no lo tenía claro, Almodóvar amplió su opinión sobre el asunto: "Todo esto es un horror que ha servido para unir a este país como yo no lo había visto nunca. Dicho eso, la guerra es sobre todo una barbaridad de efectos imprevisibles: sólo va a producir más odio, el arma de más alcance. El 11 de septiembre no se usaron grandes medios químicos ni técnicos. Ahora tenemos más odio. Y más miedo. Es el momento de que se abra la trompa de Eustaquio del Gobierno y escuche nuestras voces".

El alegato pacifista de Michael Moore, ganador del Oscar al mejor documental, mereció todo los respetos de Almodóvar: "Se respiraba miedo, porque se ve que los actores temen que tomen represalias contra ellos. Pero Moore tuvo un par de lo que hay que tener. Fue una vergüenza tremenda ver cómo le pitaban, un síntoma de cómo está de mal ese país. Además, en la tele le cortaron el discurso, era más largo de lo que se vio".

También se habló de cine. Álmodóvar recordó con gracia que es el primer español que obtiene dos premios de la Academia; el primer europeo desde 1966 (Un hombre y una mujer) que logra un premio al mejor guión original y uno de los cinco cineastas europeos que lo han ganado en los 75 años de Oscar.

¿Quiere eso decir que vuelve el cine de sentimientos? "No creo que Hollywood se arriesgue a hacer películas como Hable con ella. Prefieren géneros más seguros y comerciales. Pero les gusta premiar los sentimientos profundos, oscuros, reales".

Entre ruidosas carcajadas, el hijo de doña Paca y rey de Calzada de Calatrava confesó que ganar dos oscars no sabe a nada especial. "¿Acaso a ti tener un orgasmo múltiple te sabe a algo, además de a lefa?", le espetó a la periodista que preguntó.

Tras calcular que el Oscar sumará a los 48 millones de dólares recaudados "unos dos millones más de taquilla porque ya ha hecho la carrera en las salas", el cineasta narró un par de anécdotas de la noche del éxito: "Kathy Bates se tiró al suelo con toda su humanidad para mostrarme su pleitesía. Y Jane Fonda, esa Fonda cinco estrellas, me dijo: 'Estoy muy orgullosa de ti'. Y lo dijo como si fuera mi tía, o mi hermana".

No faltó algún cotilleo sobre trapos: "Leonor llevó el vestido de Chanel porque el otro no se lo admitimos en el pase previo: el de Josep Font era precioso, pero demasiado fucsia y demasiado de terciopelo para una noche así". Ni referencias a los otros premiados. "Adrien Brody miraba estupefacto su Oscar, ni se lo creía. Era el quinto favorito y quizá eso le favoreció. Y Nicole Kidman estaba muy nerviosa. Es nerviosa siempre, salvo cuando se pone delante de la cámara, lo cual dice mucho a su favor como actriz. Estábamos juntos detrás del escenario y de repente alguien se acercó y le dio un sobrecito de plástico parecido a un preservativo. Ella fue y me lo largó a mí. Y yo pensé: 'Nena, igual es una invitación, estás soltera y sin compromiso y seguro que te venía bien que te arreglaran el cuerpo'. Pero no era un condón, eran caramelos de menta".