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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dosis exactas

La venta de dosis exactas de medicamentos que se ajusten al tratatamiento prescrito por el médico es una de las medidas barajadas desde hace tiempo para intentar controlar el imparable aumento del gasto farmacéutico. Esta medida, a modo de ensayo, comenzará a aplicarse en el ámbito de la Seguridad Social a partir del 10 de abril en Galicia, Madrid, Extremadura, País Vasco, Ceuta y Melilla. De momento se limitará a cinco antibióticos, fármacos que por su coste y por los riegos de mal uso más inciden en el fracaso de los planes de choque para reducir la factura farmacéutica.

Ajustar el número de unidades de cada presentación al tratamiento, de modo que el precio equivalga a la cantidad de pastillas o dosis necesarias en cada caso, no sólo tiene un objetivo de ahorro. También terapéutico: acostumbrar al paciente al uso racional del medicamento, de modo que sea eficaz y no se utilice en mayores o menores dosis que las prescritas por el médico. En España no sólo existe un gasto farmacéutico descomunal (más de 9.000 millones de euros en 2002, un 25% del total del gasto sanitario), sino un uso irracional de medicamentos, propiciado por prácticas sociales y comerciales favorables. Se sigue abusando del recetario público, existe una clara tendencia al excesivo consumo de fármacos y éstos se comercializan generalmente en dosis superiores a las prescritas.

La experiencia que empezará el próximo 10 de abril no agota el elenco de medidas todavía inéditas que pueden contribuir a la disminución del gasto farmacéutico. Queda mucho por revisar en el actual sistema de dispensación de medicamentos, desde su prescripción hasta su venta en las farmacias. Y se hecha en falta una política más decidida a favor del consumo de genéricos y de la financiación a cargo del erario público de sólo aquellos fármacos que aporten mejoras terapéuticas sustanciales. Cuando los recursos son limitados, y en sanidad lo son, es inmoral malgastarlos porque ese dinero puede servir para financiar otras necesidades urgentes.

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