Grupúsculos de estudiantes provocan incidentes en el centro de Barcelona
El Corte Inglés de la plaza de Catalunya fue asaltado por un grupo de jóvenes que robaron productos
Ayer a las cuatro de la tarde, un par de horas después de haber acabado la manifestación contra la guerra de Irak, una estudiante lloraba amargamente mientras, temblando, sostenía una pancarta que clamaba por la paz. Junto a ella, una decena de jóvenes gritaban consignas contra la violencia. A modo de escudos humanos, habían decidido intentar proteger la Delegación del Gobierno, que era objeto de una lluvia de pedradas lanzadas por unos 50 jóvenes, muchos de ellos encapuchados. "¡Venga, tío, dales caña!, ¡no te cortes!", gritaba uno de ellos con dos piedras en las manos, mientras miraba cómo un grupo de seis corría en busca de contenedores de vidrio para coger botellas y arrojarlas. Pese a los ruegos de los organizadores de la manifestación, los violentos estuvieron lanzando objetos y piedras durante cerca de dos horas. Los antidisturbios permanecían, impasibles ante la provocación, dentro de los vehículos.
El Parlament llama a respetar la convivencia y rechaza "el vandalismo de grupos minoritarios"
Dos horas antes, el centro comercial de Barcelona sufría los envites del incivismo. El Corte Inglés de la plaza de Catalunya fue asaltado por un grupo de jóvenes que lanzaron huevos, pintaron los escaparates y acabaron saqueando los mostradores. Los violentos siguieron luego hacia el Portal de l'Àngel, donde la emprendieron contra el escaparate de un McDonald's, algunos de cuyos clientes, atemorizados, se refugiaban en la planta superior. "Tengo miedo, no sé qué hacer", decía una de las dependientas de una zapatería; mientras, los comercios bajaban las persianas. En el edificio de Telefónica, en los bancos y algunas tiendas quedaron marcas visibles de la protesta.
En Lleida, los Mossos d'Esquadra detuvieron ayer a dos jóvenes de 16 y 17 años por ocasionar destrozos en el coche particular del subdelegado del Gobierno en Lleida, Joan Barios. El incidente se produjo al final de una manifestación improvisada de un millar de estudiantes universitarios y de secundaria contra la guerra de Irak, cuyo recorrido finalizó ante el edificio gubernamental con numerosos altercados, cortes de tráfico y lanzamiento de huevos, acción que se repitió ante la sede del PP, donde los manifestantes también lanzaron vísceras de animales y realizaron pintadas alusivas a la guerra, informa Lluís Visa.
Si bien los protagonistas de los actos vandálicos en Barcelona eran apenas unos centenares, sus acciones empañaron la imagen de las masivas protestas y movilizaciones contra la guerra, cuyos organizadores observaban ayer con preocupación este giro. "Este tipo de acciones están muy mal, perjudican al objetivo de la paz y a la larga contribuyen a desmovilizar. Hacemos un llamamiento para rechazar la guerra por métodos pacíficos", decía Francesc Tubau, miembro de la Plataforma Aturem la Guerra, que convocó una reunión urgente para tratar de los incidentes de ayer.
La Asociación de Jóvenes Estudiantes de Cataluña, sindicato mayoritario en secundaria y una de las agrupaciones convocantes de la manifestación, se desmarcó de estos incidentes y condenó "todos los actos violentos, vengan de una parte o de otra", en palabras de su portavoz, Alicia Fernández.
En el marco político, todos los grupos parlamentarios expresaron su "rechazo más contundente a las actuaciones violentas y las agresiones vandálicas efectuadas por grupos minoritarios que, bajo el resguardo del 'no a la guerra', utilizan la coacción y la amenaza como mecanismo de expresión". En la declaración acordada por todos los partidos, a la que dio lectura el presidente del Parlament, Joan Rigol, durante la sesión plenaria de ayer, se hacía un "llamamiento a la sociedad para que en todo momento se respeten las normas de convivencia cívica y democrática en la que el diálogo y la palabra, junto con otras formas de manifestación pacífica, son el único sistema de expresión legitimado".
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, también condenó abiertamente los actos vandálicos cometidos en la manifestación de ayer y conminó a "preservar" al movimiento por la paz de los "excesos" de una minoría de ciudadanos, puesto que podrían perjudicarlo.
El teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona Ernest Maragall dio la "bienvenida" a las movilizaciones ciudadanas "por la paz" y advirtió de que el consistorio "velará por que se realicen respetando a las personas, sus ideas y el espacio público". También el sindicato CC OO expresó su "radical rechazo a las actuaciones violentas como las que de forma aislada se han producido" y aseguró que la violencia "está protagonizada por grupos marginales ajenos a la mayoría del movimiento ciudadano".
En opinión de CC OO, este tipo de acciones "sólo benefician a quienes defienden la guerra, ya que el Gobierno y el PP las utilizan para desprestigiar al movimiento mayoritario, que se opone a la guerra". Por su parte, el portavoz de ICV, Joan Herrera, criticó la violencia y abogó por que sigan las protestas pacíficas contra la guerra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.