El Gobierno jordano niega la acusación iraquí de que bloquea la ayuda humanitaria
La tensión entre Irak y Jordania aumenta a diario y amenaza, incluso, con abrir un nuevo frente en la guerra. La tirantez provocada por la presencia de unidades del Ejército estadounidense en territorio jordano y la expulsión de tres diplomáticos iraquíes el pasado domingo se ha incrementado al acusar Irak a Jordania de impedir el paso de ayuda humanitaria y alimentos.
Desde la capital iraquí los colaboradores de Sadam Husein han empezado a pronunciar la palabra "traición". El ministro de Exteriores jordano, Marwan Muasher, desmintió ayer que su país se sintiera amenazado por las acusaciones iraquíes: "Sólo preocupado". El incidente estalló ayer cuando el ministro de Comercio e Industria de Irak, Salah Bashir, acusó al Gobierno jordano de bloquear el envío de ayuda humanitaria, impidiendo el tráfico de los camiones por la carretera que lleva a la frontera.
La contestación no se dejó esperar. Tres pesos fuertes del Gobierno jordano, el ministro de Información, Muhamed Udwan; el de Exteriores, Marwan Muasher; y el responsable de la cartera de Comercio e Industria, Salah Bashir, aseguraron no tener nada que ver con el bloqueo, acusaron a las Naciones Unidas del incidente y responsabilizaron del problema a los comerciantes. Este incidente, aparentemente banal, se producía a las 24 horas de un enfrentamiento más grave, provocado por la decisión jordana de expulsar a cinco diplomáticos iraquíes. La orden coincidió con las presiones de EE UU para que se cierren las delegaciones diplomáticas de Irak y se congelen sus cuentas bancarias.
La causa más grave de la tensión está motivada, sin embargo, por la presencia de las tropas australianas y estadounidenses en la zona fronteriza (este). Desde allí se han venido lanzado operaciones para impedir que el régimen de Sadam lance misiles Scud contra Israel, como hiciera durante la primera guerra del Golfo.Jordania mantiene un férreo silencio sobre estas actividades y para impedir filtraciones ha declarado esta región "zona militar cerrada". La actitud de Jordania no es improvisada, según aseguran los expertos. Obedece a las presiones ejercidas por EE UU que culminaron con un pacto, cuya trascendencia se desconoce.
Una de las contrapartidas recibidas por Amán ha sido el reciente reescalonamiento de la deuda exterior de 177 millones de dólares, la promesa de suministrarle petróleo a bajo precio y la instalación de baterías antimisiles Patriot para protegerles de un eventual ataque de Irak.
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