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Apuntes

Las 'pymes' pierden el miedo a la innovación

Un estudio sobre 700 empresas y 382 académicos apuesta por "reforzar" la cooperación

Que la universidad y la empresa son dos entes distintos y con escalas de valores diferentes, no es algo nuevo. De hecho, sus objetivos e intereses han sido hasta cierto punto divergentes, en opinión de los expertos. Eso no impide, sin embargo, que las pequeñas y medianas empresas, comúnmente llamadas pymes, (que representan el 95% del tejido económico europeo, español y, por ende, de la Comunidad Valenciana) no se estén planteando "cómo reforzar su peso y reclamen su papel en la nueva economía del euro como principales sustentos del tejido socieconómico del viejo Continente. "No somos bonsáis", aseguraba el viernes en Cincodías Hans Verner Muller, secretario general de la Ueapme (asociación europea de pymes), al hacer balance de la situación. Mientras, Bruselas, por su parte, redescubría el valor de los "pequeños" y activaba una financiación específica para estas empresas por valor de 16.000 millones de euros hasta el 2006, con el objetivo declarado de acelerar la modernización y hacerlas más competitivas en un mercado globalizado.

El desconocimiento de la investigación es la importancia estadística más significativa

De esta fórmula de cofinanciación europea, la Comunidad Valenciana se ha asegurado de entrada un presupuesto de 6.316.640 euros. El Consell publicó el viernes en el DOGV la respectiva convocatoria pública de Incentivos para la Investigación Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+i), que serán gestionados enteramente desde la nueva estructura de ventanilla única en forma de Agencia Valenciana de Ciencia y Tecnología, con el objetivo preciso de "impulsar estrategias activas de las empresas en materia de innovación y cooperación con todos los agentes del Sistema Valenciano de Ciencia-Tecnología-Empresa". Su promotor y responsable de la nueva Agencia, el subsecretario Javier Quesada, insta a "las empresas a no desaprovechar esta oportunidad que se les brinda", que pretende "reforzar la presencia de la Comunidad en el Espacio Europeo de I+D+i".

Pese al renovado impulso, acelerado por la incertidumbre económica iniciada tras los atentados del 11-S e incrementada por el actual escenario de guerra en Oriente Medio, el debate sobre las imprescindibles relaciones Universisdad-Empresa, como la base necesaria para trasferir el conocimiento y la innovación a la planta productiva, no está cerrado. Con todo, los resultados de una encuesta realizada entre 382 académicos y 700 pymes de la Comunidad Valenciana, para sentar las bases del Desarrollo de la Cooperación entre las Comunidades Académica y Empresarial, arroja resultados "esclarecedores" acerca de "la voluntad y las posibilidades de los académicos y las empresas encuestadas que reafirman su disposición a relacionarse". Aunque para ello haya que romper un importante listado de "barreras" detectadas.

"El 30% de las empresas encuestadas afirma realizar actividades de I+D. Este porcentaje es muy superior al obtenido a través de las encuestas del Instituto Nacional de Estadística (INE 2002), que lo sitúa en el orden del 6%, y concuerda, por tanto, con la magnitud que el que instituto determina para las empresas que realizan innovación". Este dato -enfatizado en el estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y del Consejo Superior de Investigación (CSIC)- justifica la necesidad de realizar estudios a fondo sobre la realidad de la Comunidad Valenciana, ya que el INE no desagrega muchos de los datos desdibujando el peso real de la comunidad científica y económica valenciana.

Precisiones aparte, el estudio del Análisis de las Actividades de I+D y de Cooperación entre las comunidades Académica y Empresarial en la Comunidad Valenciana (junio de 2002) parte de la premisa -ya certificada en anteriores estudios publicados desde 1998 (Informe Cotec, Libro Verde, o los respectivos informes anuales del Alto Consejo Consultivo en Investigación y Desarrollo de la Comunidad)- de que "la cooperación entre el sector científico, especialmente el universitario, y la empresa, es débil". El origen y sus causas, principal eje del estudio y de las encuestas realizadas a 700 empresas valencianas y un total de 382 académicos, se halla en "la mutua subestimación y falta de confianza", junto a "la percepción tan diferente de su papel en la sociedad", sumado todo ello a "la ausencia de fuertes vínculos entre la universidad y el sector productivo". No obstante, "el recelo de la empresa" y la imagen tópica del "enclaustramiento de la ciencia en su torre de marfil" son dos tendencias en franco retroceso. El estudio detecta sin embargo un sinfín de "barreras" para la cooperación.

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"Casi la mitad de los académicos consultados no se relacionan con empresas en actividades de I+D". De entre los que sí se relacionan, la mayoría (35%) lo hace poco, y un número reducido (4%), lo hace mucho. "Las empresas tienen aún una tendencia menor a cooperar, ya que el 90% no colabora con las universidades y sólo un 6,5% colabora bastante o mucho".

Sin embargo, según la encuesta, "el 17% de las empresas consultadas afirma colaborar en I+D con otras instituciones (un grado de colaboración similar al que muestran las empresas nacionales). La primera conclusión que se extrae de los cuestionarios es que en intensidad de la cooperación y la selección del "socio" por parte de las empresas, el factor decisivo es la "confianza" y el "conocimiento del interlocutor". La mayoría de estas relaciones se inician, pues, porque las empresas solicitan "apoyo tecnológico" y "asesoría" -así lo declara entre el 72% y el 82% de las micro, pequeñas y grandes empresas encuestadas-, seguido de prácticas de alumnos en empresas. Aunque este instrumento es menos utilizado en microempresas (58%) y sólo roza el 80% en medianas y grandes empresas. Los contactos informales priman, pues, en la mayoría de micro, pequeñas y medianas empresas (62%).

La principal causa de este alejamiento reside, desde la óptica de los científicos, en que la mayoría prefiere las relaciones basadas en "contratos de I+D" y "apoyo tecnológico" (declara un promedio del 69% de los encuestados), restando valor a la "formación bajo demanda empresarial" (sólo valorada por un 19% de investigadores que hacen I+D), los cuales infravaloran también la colaboración de los grupos de I+D en "prácticas de alumnos" (sólo un 33% establece este tipo de relación con la empresa). Este grupo de académicos dedicados a la I+D prima sobre todo el intercambio de personal investigador y la creación de centros mixtos, por encima de la interrelación con la empresa.

"Desde el punto de vista empresarial, parte de la mejora de las relaciones depende del entendimiento mutuo de los interlocutores. Solamente el desconocimiento de la investigación universitaria, seguido de la falta de recursos financieros para estas relaciones alcanza una importancia estadísticamente significativa".

Sin embargo, las "barreras" principales para la cooperación desde el punto de vista de las empresas que sí hacen I+D reside en "la falta de experiencia práctica" de los académicos (en una escala de 0 a 3, este ítem alcanza el 1,9) y "la dificultad para compartir la propiedad de resultados" (1,6) Y, sobre todo, "la lentitud en la obtención de resultados" (este ítem alcanza el 1,8). Es decir, de nuevo la "desconfianza" y el alejamiento de objetivos e intereses (que se sitúa también en el 1,5), y es más preocupante.

En todas las respuestas desde el punto de vista académico y desde el empresarial (con independencia de si son microempresas y pymes o grandes empresas) un factor resulta alarmante a la hora de analizar el estado de relaciones entre la Universidad y la Empresa y alcanza los niveles máximos (el 2,60) en todos los gráficos: "El desconocimiento de la investigación universitaria".

El papel de la Administración

¿Qué papel debe jugar la Administración pública como agente regulador, animador, promotor y financiador de los procesos de I+D+i? La Administración comunitaria ha demostrado, a nivel europeo, un papel clave en la asunción de responsabilidades mediante programas que, "aunque han sido beneficiosos para el conjunto español de la innovación, no están adaptados a la situación empresarial de la economía española, y mucho menos, a los sistemas productivos de la Comunidad Valenciana", concluye el informe.

Las medidas prioritarias desde el punto de vista de las empresas consultadas son las "desgravaciones fiscales" a la inversión en I+D de las empresas, en primer lugar (79% de las encuestadas); seguido de la creación de "programas de financiación de I+D empresarial" (73%).

Los académicos, por su parte, valoran menos estas medidas y piden "un aumento de medios" y de financiación de institutos tecnológicos (68%), "no siendo partidarios de que se financie de igual manera la I+D conjunta de las empreas y los centros de innovación tecnológica".

Llegados a este punto, el estudio es concluyente respecto a que la "actual fragmentación del Sistema Valenciano de Innovación, requiere de la Administración autonómica un papel de promotor y articulador para aprovechar las sinergias del sistema y arbitrar mecanismos de coordinación entre las políticas de Ciencia y Tecnología y el resto de políticas sectoriales", a fin de reorganizar "los objetivos, la gestión, organización y motivación de las consejerías". Éste es precisamente el objetivo con el que nació en otoño la nueva Agencia Valenciana de Ciencia y Tecnología, anunciada al comienzo de esta legislatura en septiembre de 2000.

Por otra parte, el informe sostiene que es imprescindible "un cambio de cultura", tanto en el entorno académico como en el empresarial, y en el social. "Es necesario movilizar a la sociedad en su conjunto hacia una mayor cultura científica y tecnológica, desde los primeros niveles educativos". "El sistema educativo", prosigue, "no prepara para la vida empresarial y menos aún para la innovación".

Por otra parte, "debería de considerarse la importancia de la participación de las empresas en la constitución de los institutos universitarios, para que su investigación se oriente hacia las necesidades empresariales". Asimismo, "debe lograrse mayor colaboración entre los institutos y departamentos universitarios, y centros de innovación. Ésta es la gran asignatura pendiente de la Comunidad Valenciana".

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