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VISTO / OÍDO
Columna
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La náusea

Durante la sesión del Congreso sentí la náusea. Ese deseo que tiene lo de dentro de escapar. Es un sentimiento antiguo. Sartre llamó así una gran novela que definió el asco del existencialista. Antes: el escritor más citado de Francia, Alain, genio poco difundido fuera, lo definía así: "Igual que el estómago, el corazón, el cuerpo entero dicen 'no' a cualquier alimento que pueda hacer daño, esto lo rechazo por la náusea, que es la más enérgica y la más antigua expresión de desprecio, de acusación, de aversión". Tenía la impresión de que ver esa sesión formaba parte obligatoria de mi oficio; seguía viendo y oyendo con la misma fuerza de obligación con que veo a veces una deleznable obra de teatro; pero en ella encuentro siempre algo que apacigüe el estómago metafísico; un gesto de un actor, una frase quizá copiada pero que suena a cierta.

No, en el Congreso no. Al partir de una situación canallesca y sucia, hasta los oradores de la razón estaban haciendo de comparsas, dando palabras de fondo, para el surtido de falsedades, canalladas, ficciones, ruidos semejantes a palabras; la moraleja de esta obra que se representaba entre oros, cueros y terciopelos estaba fuera del sentido humano. Trámite para matar. No sé si habrán comenzado, cuando estas líneas salgan a la calle (calle: único respiro de la verdad cuando se encrespa y abandera), la matanza, que por nuestra parte será humanitaria, en la frase vil del Congreso, frase que mata otra vez a los muertos. Hemos empezado a matar desde que gritamos nuestra legalidad y rechazamos la de otros, cuando le quitamos sus únicas armas a un país para matarle mejor, cuando nos vestimos de salvadores, humanistas, demócratas y limpios de alma. Nunca veré más la ONU como un organismo serio: ya veo que no lo fue nunca. Probablemente nunca veré el Congreso como la sede de la democracia. No será más la casa de la democracia hasta que se funda de nuevo: esa campana está quebrada. Qué curioso: sobrevivió a Franco, sobrevivió a Tejero, pero no va a sobrevivir a Aznar.

[Alain (Émile-Auguste Chartier), 1869-1951, autor de los tomos de Propos (aforismos, observaciones, notas). La que cito es de 1924. Está mal traducida por mí. Me es más fácil traducir otra: "Pensar es decir no", en los Propos sur la religión].

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