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LA HORA DE LA GUERRA | El papel de la ONU

EE UU prepara sus propias inspecciones

Desde hace dos meses, antes incluso de que el jefe de los inspectores de desarme de la ONU, Hans Blix, expusiera su primer informe ante el Consejo de Seguridad, Washington ha estado preparando su propio programa de inspecciones en Irak, informó ayer The New York Times. Con esta iniciativa, que llevaría a cabo esencialmente después del conflicto, EE UU cumpliría dos objetivos: buscar las pruebas supuestamente fehacientes sobre el arsenal de Sadam con las que ha justificado su inminente intervención y terminar de desacreditar a Unmovic, una agencia que no sirvió a sus propósitos bélicos.

Legalmente, las resoluciones 1.441 y 1.284, que crearon Unmovic y definieron su vuelta el pasado noviembre, seguirán en vigor durante el conflicto. Blix confirmó, sin embargo, el pasado martes que no había recibido ninguna oferta del Gobierno estadounidense para participar en las tareas de desarme de la posguerra.

Según The New York Times, dos laboratorios móviles, ahora estacionados en Kuwait, y varios equipos de expertos militares están listos a intervenir en Irak. EE UU también tiene intención de entrevistar a los científicos que participaron en el programa armamentístico iraquí y pedir su colaboración en las labores de desarme. En las últimas semanas, Washington habría incluido a varios ex inspectores estadounidenses de Unscom, la antigua agencia de la ONU que tuvo que ser evacuada en 1998. Muchos de ellos han sido muy críticos con Blix en los últimos meses.

Los planes, que empezaron a fraguarse el pasado diciembre pero tomaron forma definitiva hace dos meses, se mantuvieron en el más absoluto secreto. Ya en julio pasado, el Gobierno estadounidense tomó contacto con algunos ex inspectores para evaluar el trabajo sobre el terreno. El Pentágono estaría a cargo de esta misión, la primera de este tipo jamás emprendida por EE UU a tan amplia escala. La CIA también participaría en la operación, que podría llevarse a cabo en cuatro etapas, las dos primeras durante el conflicto, para intentar prevenir cualquier ataque biológico, químico o nuclear contra las tropas. Las dos segundas abarcarían la localización y la destrucción del arsenal.

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