Una amenaza bíblica a Sadam
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, envió el sábado un enigmático mensaje al dictador iraquí. "Hay todavía tiempo", afirmó, "para que Sadam Husein vea la escritura en la pared y se vaya de Irak".
Fleischer utilizaba una cita del Antiguo Testamento, concretamente del Libro de Daniel, para lanzar su amenaza. Cuenta la Biblia que el rey Baltasar organizó un gran festín con más de mil invitados, mujeres y concubinas. Bajo los efectos del vino, Baltasar mandó traer las copas de oro y plata del Templo de Jerusalén. En un momento del banquete, se produjo un prodigio. Unos dedos humanos escribieron tres misteriosas palabras en la pared: Mené, Taquel, Parsin. El rey quedó demudado y consultó a sus astrólogos y adivinos para descifrar las palabras. Ninguno supo la respuesta y Baltasar llamó entonces a Daniel.
Y ésta fue la interpretación del profeta: "Mené: Dios ha contado los días de tu reinado y ha señalado un límite. Taquel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso. Parsin: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y a los persas". Y continúa Daniel: "Aquella misma noche, Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado y Darío, el medo, que tenía 62 años, se apoderó del reino".
Baltasar era hijo de Nabucodonosor, conquistador de Jerusalén y constructor de Babilonia, y un rey con quien Sadam se ha llegado a comparar.
No sólo el fundamentalismo islámico recurre a los libros sagrados para justificar sus acciones. La Casa Blanca del presidente George W. Bush parece haber encontrado en la Biblia la inspiración para articular su política.
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