Turismo de altura

El grupo inmobiliario Nozar, propiedad en su totalidad de la familia Nozaleda y con intereses en alimentación y hotelería, está decidido a convertir un tradicional lugar del Pirineo de Huesca en un enclave turístico internacional. Tras una inversión de 60,1 millones de euros, pretende devolver al balneario de Panticosa todo su glamour. Es su proyecto estrella. Mientras, continúa su expansión inmobiliaria en Aragón y la costa, y sigue mimando su bodega Enate.

El próximo objetivo de la inmobiliaria es extender las promociones de viviendas en la costa y Aragón

Moneo y Siza se encargan de la rehabilitación de los edificios; Subijana, de la restauración, y Olazábal diseña un campo de golf

Luis Nozaleda, consejero delegado de la empresa familiar, ya en segunda generación, espera ansioso el verano. Cuando las nieves del Pirineo de Huesca sean ya un recuerdo, el Gran Hotel de Panticosa Resort abrirá sus puertas tras una profunda remodelación llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto Rafael Moneo. Será un paso más, muy importante, en un proyecto que empezó a fraguarse hace tres años y que cuenta con 60,1 millones de euros de inversión y todo un caudal de entusiasmo. "Es lo más interesante a nivel humano y profesional en lo que estamos metidos. Una especie de sueño, un reto complicado".

Sí lo es. El balneario de Panticosa, a 1.636 metros de altitud y presidido por un lago, lo forman un conjunto de edificios del siglo XIX que rebosan solera por todas sus grietas. Y también decrepitud. Un largo abandono convirtió el complejo en la huella de un recuerdo que será la base, sólo la base, para que Nozar lo convierta, según su proyecto, en un centro de ocio, deporte y cultura de alto nivel. Para ello se ha rodeado de los profesionales más reputados. Los arquitectos Rafael Moneo y Álvaro Siza se encargan de la rehabilitación de los edificios; Pedro Subijana, de la restauración, y José María Olazábal, del diseño de un campo de golf en la cercana localidad de Sabiñánigo.

Rosario de inauguraciones

La apertura del Gran Hotel este verano sigue a la del restaurante del Lago y precede a todo un rosario de inauguraciones. Panticosa Resort tiene ya la licencia para instaurar un casino y ha llegado a un convenio con la Universidad Menéndez Pelayo para desarrollar allí diversos cursos. El complejo albergará, entre otras cosas, un palacio termal para el tratamiento balneario, tres hoteles de cuatro estrellas, un apartotel, un hotel especialmente diseñado para deportistas, un centro comercial, varias salas de cine, pista de hielo, pista de esquí, guarderías, cafeterías, y una amplia gama de actividades que van desde la pesca hasta el senderismo.

Dará empleo directo a unas 400 personas y, según afirma Nozaleda, debe estar terminado en cuatro o cinco años y ser rentable dentro de siete. Para entonces, Nozaleda está convencido de que las infraestructuras, el gran problema de la zona, habrán dado un vuelco. El AVE tendrá un ramal de Zaragoza a Sabiñánigo, donde, además del campo de golf, Nozar proyecta una urbanización; quizá exista la transversal de los Pirineos y, desde luego, cuenta con que la carretera hasta el balneario, de montaña y todavía hoy muy problemática, no sea ningún inconveniente. De momento, Nozar ya ha comprado una máquina quitanieves y ha modificado varios arcos de protección.

Nozaleda sube las cejas, como sorprendido, cuando se le habla de "aventura". "Es una aventura racional, con paracaídas", dice. "Tenemos los edificios, el entorno, las ideas. Y sobre todo, la ilusión". ¿Y subvenciones? "Las hay", afirma, "y no vamos a desaprovecharlas, pero no nos metemos en esto contando con ellas. La inversión viene parte de recursos propios y parte de endeudamiento". Panticosa Resort lo harán sin ningún socio. No cuentan con ello ni para la puesta en marcha del complejo ni para su explotación.

Mientras el resort de Panticosa va tomando cuerpo, el grupo continúa su expansión inmobiliaria. La construcción de viviendas supone ahora el 80% del negocio del grupo, cuyos ingresos ascienden a 250 millones de euros. Sus próximos objetivos son ampliar las promociones en la costa y Aragón, un lugar al que no sólo les une Panticosa. En realidad, el primer eslabón fue la bodega Enate, un somontano que cuidan con tal mimo que su objetivo no es crecer, sino "hacerlo mejor".