"En un primer momento, los americanos serán acogidos como libertadores"
La vida apacible de este exiliado en Abu Dhabi ha cambiado bruscamente desde que EE UU empezó sus planes para intervenir militarmente en Irak. Adnan Pachachi, de 80 años, ex ministro iraquí de Asuntos Exteriores, es ahora constantemente solicitado por diplomáticos, periodistas y hasta hombres de negocios que esperan participar en la reconstrucción de Irak. "Sí, estoy ahora muy ocupado", bromea en una conversación telefónica con EL PAÍS.
Hasta Abu Dhabi le fue a visitar hace un mes Zalmay Jalilzad, emisario norteamericano para Irak. Pero este musulmán sunita liberal, de formación anglosajona, se ha negado a entrar en el consistorio de seis miembros de la oposición, elegido en febrero en el Kurdistán iraquí, para asesorar a la futura Administración militar norteamericana en Irak.
Pregunta. ¿Por qué rechazó el ofrecimiento?
Respuesta. Fui elegido sin presentarme y sin que se hayan celebrado previamente consultas. Aquella reunión no era, además, representativa de la realidad iraquí. Había, por ejemplo, una sobreponderación de los grupos religiosos que, creo, no gozan del respaldo de un tercio de la población. Y, por último, el grupo que va a asesorar a la futura Administración militar de EE UU carece de poder ejecutivo. Creo que no es una buena fórmula. A finales de mes vamos a organizar en Londres una conferencia más amplia de opositores con talante liberal y democrático.
P. ¿Es inevitable la guerra?
R. Lo es a menos que, en el último momento, no prospere una propuesta como la de los Emiratos Árabes Unidos que ofreció un exilio a Sadam. No creo que la acepte pero he de decir también que el hombre tiene reacciones imprevisibles.
P. ¿Cuál es el objetivo de la guerra?
R. Formalmente es el desarme de Irak, pero, en el fondo, el objetivo es más ambicioso. Consiste en promover un cambio de régimen.
P. ¿Cómo serán recibidos los norteamericanos en Bagdad?
R. En un primer momento serán bienvenidos, pueden ser recibidos como libertadores que ponen fin a la opresión de Sadam. Pero si se alarga su estancia, su presencia será percibida como una ocupación. Es inevitable que así sea. Hay una fibra nacionalista iraquí. Los norteamericanos no conocen el país ni a sus gentes. Cometerán errores. No tardarán en producirse actos hostiles contra ellos.
P. ¿Qué les aconseja que hagan para evitarlo?
R. Que transfieran inmediatamente el poder a Naciones Unidas. La ONU, a su vez, deberá designar, tras un periodo de consultas, un Gobierno de transición de marcado carácter tecnocrático que ponga en funcionamiento el país, mantenga el órden público, la integridad territorial y, sobre todo, que prepare unas elecciones a celebrar en el plazo de un año.
P. ¿Es esto posible si la guerra se lleva a cabo sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU?
R. Acaso a EE UU le resulte complicado echar mano a posteriori de la ONU, pero confío en que algún otro país proponga traspasarle rápidamente el poder. Hará un favor a Washington. Es una condición sine qua non para que el proceso sea éxitoso.
P. Los shiíes, que constituyen la mayoría, y los kurdos han padecido más que los suníes o los cristianos la represión. ¿No habrá grandes ajustes de cuentas?
R. Es verdad que los kurdos han sufrido más, pero no se olvide que después de 1991 los fallidos intentos por derrocar a Sadam han sido protagonizados por oficiales suníes del Ejército. El régimen iraquí no está hoy en día en manos de los suníes, sino de una tribu, la de Tikirt, de donde es originario Sadam.
P. ¿Estará listo Irak dentro de un año para celebrar unas elecciones de corte occidental?
R. Sí; si las cosas se hacen bien. Es un país que tuvo una amplia clase media, con una población con un buen nivel cultural. Los iraquíes no se enfrentaban por sus convicciones religiosas, sino por sus ideas políticas.
P. ¿El Irak del futuro será federal?
R. Hace tiempo que pedí al embajador de España en Abu Dhabi que me diera un ejemplar de la Constitución en inglés. Hay elementos de los que nos podemos inspirar. Será federal o autonómico, pero, si se exceptúa el Kurdistán, las regiones deberían establecerse con criterios geográficos y no religiosos.
P. ¿Tendrá la experiencia iraquí un efecto de contagio sobre la región?
R. No creo mucho en la teoría del dominó. Ahora bien, en toda la región hay enormes ansias de libertad.
P. La prensa de EE UU le describe como el hombre del Departamento de Estado.
R. Es una bobada. No juego con un sector de la Administración contra otro. Hacerlo sería una tontería.
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