La historia de un dictador sanguinario

Jósif Vissariónovich Dzhugashvili, conocido como Stalin (derivado de la palabra acero en ruso), nació el 21 de diciembre de 1879 en Gori, Georgia, en una humilde familia con un padre alcoholizado que le daba palizas. Su madre soñaba con que el destino de su hijo cambiara al entrar en el seminario de Tbilisi, con 14 años. Allí leyó a Marx y a otros autores prohibidos, e inició sus actividades políticas, por las que fue expulsado en 1899, tras lo que continuó fomentando manifestaciones obreras y huelgas en el Cáucaso.

En 1902 fue detenido y deportado a Siberia, de donde se fugó dos años después. Regresó a Tbilisi y se adhirió al ala bolchevique del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, enemiga del ala menchevique. Se convirtió en discípulo de su líder, Lenin, que lo eligió en 1912 para el Comité Central del Partido Bolchevique. Entre 1913 y 1917 sufrió su exilio más largo en Siberia, tras el que jugó un papel destacado en la revolución bolchevique de 1917 y mantuvo dos ministerios en el primer Gobierno revolucionario.

Entronización definitiva

Desde 1922 y hasta su fallecimiento, fue secretario general del Comité Central del partido. A la muerte en 1923 de Lenin, que recomendó en su testamento la remoción de Stalin como máximo dirigente del partido, culminó su definitiva entronización como líder, recurriendo al asesinato para allanar su camino, como en el caso de Trotski.

La eliminación física de los enemigos fue frecuente en las grandes purgas que ordenó desde 1934 y que presidieron su política interior. Decenas de millones de personas fueron asesinadas o condenadas a trabajos forzosos. Stalin también lanzó un vasto programa de industrialización y colectivización, y en 1928 proyectó el primer Plan Quinquenal.

En la II Guerra Mundial, Stalin fraguó parte de su leyenda, al permanecer en la capital amenazada por Hitler mientras el Gobierno se trasladaba a otra ciudad. Participó en las reuniones aliadas con Churchill y Roosevelt, aunque después satanizó a sus socios del conflicto como sus mayores enemigos. Tras la guerra, impuso un sistema de control colonialista en Europa Oriental, con regímenes comunistas independientes en teoría, pero sometidos a su dictado en la práctica.

Stalin, casado en dos ocasiones y con tres hijos, murió el 5 de marzo de 1953 tras sufrir un derrame cerebral. Su muerte fue descrita como un homicidio por falta de auxilio por la historiadora rumana Lilly Marcou.