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Las cuentas de 2002 cierran con un leve déficit del 0,07%

Las comunidades y los gastos del 'Prestige' impiden lograr el equilibrio

Lucía Abellán

Las cuentas del Estado se desviaron el año pasado ligeramente del ansiado déficit cero. España cerró el ejercicio 2002 con un déficit del 0,07% del producto interior bruto (PIB), siete centésimas por encima de lo previsto, principalmente por los números rojos de las comunidades y por el Prestige. No obstante, el dato mejora lo vaticinado por el Gobierno a finales del pasado año y se ha logrado con un crecimiento económico más débil de lo presupuestado.

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El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presentó ayer el cierre de las cuentas públicas de 2002 como un ejemplo de equilibrio presupuestario por segundo año consecutivo. Sin embargo, el resultado es ligeramente peor de lo previsto por el Ejecutivo cuando elaboró los Presupuestos del año pasado. En ese momento se fijó como meta cerrar a cero, con un déficit del Estado del 0,5% que se vería compensado con un superávit del 0,5% en las cuentas de la Seguridad Social.

La realidad ha sido algo distinta. El Estado y los organismos autónomos arrojaron un desequilibrio del 0,47% y los entes territoriales (comunidades y ayuntamientos), del 0,3%. Como compensación, la Seguridad Social superó las previsiones y aportó un superávit del 0,7% debido al crecimiento de las afiliaciones.

Pese a todo, el escenario ha sido mejor de lo que se pensaba a finales del año pasado. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, advirtió a finales de diciembre de que las cuentas de 2002 se saldarían con un déficit del 0,2%, fundamentalmente por el mal comportamiento de las comunidades autónomas. Montoro aclaró ayer que esas administraciones han tenido un cierre más satisfactorio de lo esperado.

Gastos adicionales

Parte del déficit, en concreto 264 millones de euros, el 0,04% del PIB, se atribuye a los gastos extraordinarios derivados del desastre del Prestige. De no haber sido por esta partida, señaló el ministro de Hacienda, el déficit habría cerrado en el 0,03%. No obstante, por decisión de la Comisión Europea, este capítulo no cuenta para determinar el cumplimiento del Pacto de Estabilidad, que impide sobrepasar el 3% del déficit público. Esta excepción es similar a la que se realizó con los gastos que afrontó Alemania tras las inundaciones del pasado verano. En cualquier caso, esta consideración apenas tiene incidencia para España, que tiene casi equilibradas sus cuentas públicas, en un momento en que grandes motores del crecimiento europeo, como Alemania y Francia, rebasan el nivel de lo permitido.

Los ingresos de las administraciones públicas experimentaron un crecimiento del 7,7% con respecto a 2001. Este avance es superior al de la economía en general, ya que el producto interior bruto creció el 6,5% en términos nominales (teniendo en cuenta la inflación) el año pasado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística dados a conocer el pasado miércoles. Esa diferencia positiva entre lo que el Estado recaudó de más y lo que la economía creció puede deberse a una subida de la presión fiscal en 2002. A principios del año pasado entraron en vigor una serie de subidas de impuestos: sobre los hidrocarburos, para financiar la sanidad, sobre el alcohol y el tabaco, impuestos especiales...

Los gastos crecieron en una proporción muy similar a la de los ingresos: un 7,5% en relación con 2001, hasta los 279.597 millones de euros.

Para 2003, las previsiones presupuestarias son idénticas a las que el Gobierno realizó para 2002: un saldo cero logrado mediante un 0,5% de déficit del Estado y un superávit del 0,5% en la Seguridad Social. Montoro aseguró que no hay tope de gasto para atender las necesidades del Prestige, aunque, de momento, no se modifican las previsiones.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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