El régimen iraquí estudia el relevo de Sadam como último recurso para evitar la guerra
Crece el nerviosismo entre los altos funcionarios del régimen ante el fracaso de la diplomacia
El tiempo de la diplomacia toca a su fin y el régimen iraquí es consciente de ello. No sólo Sadam Husein ha reconocido el riesgo de guerra en una inusual entrevista con una cadena de televisión estadounidense, sino que también sus altos funcionarios empiezan a mostrar signos de nerviosismo. Fuentes diplomáticas han tenido noticias de que al más alto nivel se barajan dos nombres para una sustitución de Sadam como último recurso. Ninguno tiene conexión con Tikrit, localidad natal del líder y cantera de gran parte del aparato de seguridad del régimen.
"El régimen ha recibido el mensaje y ha dado signos de entenderlo", asegura un embajador que ha seguido de cerca el tira y afloja de los últimos meses. No sólo Irak va aceptando todas las exigencias que le presenta la ONU, sino que la actitud de sus responsables ha cambiado. "Los ministros y altos funcionarios con los que solemos vernos los diplomáticos han dado un giro de 180 grados: solían ser muy cerrados y ahora, por el contrario, se muestran abiertos y dispuestos al diálogo", constata, después de haber podido abordar, con uno de sus interlocutores habituales, incluso los preparativos para una era post Sadam.
"Le he preguntado al ministro si están trabajando en el día después y me ha confiado que piensan en ello", relata este diplomático, que ha recibido información de que en las altas esferas se estudia la alternativa de una sustitución. "No sé si son militares o civiles, pero sí que no pertenecen al clan de Tikrit", apunta, sin desvelar los dos nombres. Podría ser la carta en la manga del régimen. También una intoxicación. "Quienes no han recibido el mensaje son los grupos de la oposición", asegura. "Todo este despliegue de fuerzas debiera haberles hecho entender que tenían que unirse y coordinar su trabajo, pero he hablado con los shiíes y me han dicho que temen una matanza", confiesa, descorazonado, ante lo que se avecina.
"Está claro que los ciudadanos de este país quieren un cambio, pero la cuestión es cómo y cuándo", apunta otro observador, preocupado por lo que califica de "falta de un proyecto" para después de la guerra. "Si la intervención se produce demasiado pronto, se corre el riesgo de no saber dónde nos metemos", añade, a pesar de apoyar los esfuerzos internacionales para desarmar y democratizar Irak. La mayoría de las fuentes consultadas coinciden en que se está eligiendo "entre lo malo y lo peor".
Un mes de entusiasmo
"Si finalmente Estados Unidos opta por la intervención terrestre", señala el primer diplomático, "nadie les va a ayudar". "El entusiasmo de la población durará un mes, luego los iraquíes no van a soportar que les gobierne un extranjero", añade, haciéndose eco de un sentimiento nacionalista muy extendido entre la población. Ahora, a punto de salir de Bagdad, lamenta que nadie haya dado acuse de recibo a los gestos de Irak. "Están deseando abrir un diálogo con EE UU; lo han dicho por activa y por pasiva, pero ya es demasiado tarde".
Y, en efecto, bajo la capa de retórica con que los editorialistas a sueldo del Estado se refieren al "pequeño Bush" o a los "malos estadounidenses", Irak ha multiplicado los signos de estar dispuesto a negociar todo, incluido el petróleo. "Ésa es la clave", señala el embajador de Venezuela, Jorge Rondón, quien se muestra convencido de que "Estados Unidos tiene más que ganar con la paz que con la guerra. Podría decir que la presión de su despliegue militar ha logrado el desarme".
No todo el mundo está de acuerdo. "Es mucho más que el petróleo. Si se controla Irak, se controlan muchas otras cosas", manifiestan otros diplomáticos en referencia a un juego geoestratégico que incluye la cuestión palestina. "Irak está financiando a varios de sus vecinos", apuntan, sin mencionar por su nombre a Siria y a Jordania, los dos países que pueden salir peor parados de esta crisis. Tal vez por ello, la sección de intereses siria en Bagdad, que aún trabaja bajo bandera argelina, es la cancillería más activa contra la amenaza de intervención.
Varias embajadas más han recibido instrucciones para evacuar en los próximos días. "Tal vez sólo sea otra medida de presión", comenta el encargado de negocios de Hungría, a quien su Gobierno ha pedido que regrese para el 28. Ésa es la lectura que hasta ahora daba la comunidad diplomática a las salidas del país de las legaciones española o portuguesa. Sin embargo, ahora se ha producido un cambio cualitativo: los rusos también se van.
De forma discreta, y sin reconocerlo públicamente, la Embajada de Rusia ha empezado a evacuar a aquellos ciudadanos que lo solicitan. Cuando ellos cierren la puerta, Bagdad se quedará sin línea de comunicación con Washington. "Son ellos los que han diseñado los ritmos de respuesta a las exigencias de los inspectores", confía un embajador.
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