Un jefe militar antichavista alerta sobre el riesgo de guerra venezolana

El contraalmirante retirado Carlos Molina, que fue el militar de más alta graduación que exigió la renuncia de Hugo Chávez como presidente de Venezuela, ha urgido en París "el apoyo de la comunidad internacional" para acelerar una salida electoral o convocar un referéndum lo antes posible. De lo contrario se producirá "una salida violenta, la guerra civil. Probablemente limitada, pero con el riesgo de que mueran muchos venezolanos por la demencia de un solo hombre".

Molina participó en lo que llama "el Gobierno provisional" que se instaló en Caracas en abril de 2002, tras un intento de golpe de Estado encabezado por Pedro Carmona como presidente, que lo nombró jefe de su Casa Militar. Los partidarios de Chávez consiguieron reponer al presidente en el poder 28 horas más tarde. Molina fue detenido pero finalmente logró exiliarse en El Salvador. Desde ahí ha emprendido viajes para aunar lazos entre los simpatizantes de la oposición venezolana dispersos por Europa, el Caribe y Suramérica.

El jefe militar aprovechó una conversación con periodistas en París el pasado fin de semana para arremeter contra el Gobierno de Chávez, que "el día 18 firmó un acuerdo de no violencia con la oposición y al día siguiente encarceló al presidente de la organización patronal". "Esto hace ver", dijo, "a la comunidad internacional, la OEA, Naciones Unidas y especialmente al Grupo de Amigos de Venezuela, en el que está España, hasta qué punto tenemos un Gobierno totalitario que no respeta acuerdos".

Gobierno de unidad nacional

El contraalmirante Moreno se niega a admitir la vuelta de políticos de antiguos gobiernos venezolanos. "Yo no acepto que algunos de los responsables de que Chávez llegara al poder saquen provecho ahora. Deben entender que su tiempo ya pasó, pero pueden ayudar a Venezuela a librarse del monstruo que ellos mismos crearon", comentó.

Declinó revelar quién será el líder de la oposición en caso de una disputa electoral con Chávez y afirmó que "el futuro Gobierno de unidad nacional" tiene que "comprender a todos los sectores, incluido el chavismo moderado. Lo que tenemos claro es que habrá que hacer justicia a todos esos individuos que han violado los derechos humanos y saqueado las arcas de la nación", en referencia a los más comprometidos con Chávez.

Molina fue consejero de seguridad del propio Chávez entre diciembre de 2001 y el verano de 2002, pero se separó del presidente al darse cuenta, dice, de que el mandatario no pretendía otra cosa que convertirse en "un clon de Fidel Castro". Tras rechazar la salida de ser nombrado embajador en Grecia, optó por pronunciarse pacíficamente contra Chávez. Molina rechaza el calificativo de "golpista" y asegura que en abril "no hubo rebelión, sino que se produjo un vacío de poder. Yo soy testigo de la renuncia de Chávez durante esas horas".