"Galicia se le ha ido de las manos al Gobierno del PP"
Emilio Pérez Touriño (A Coruña, 1948) vio hace sólo un año como Manuel Fraga repetía la mayoría absoluta en Galicia y el BNG seguía siendo el segundo partido, pese al crecimiento del PSdeG. Ahora, tras la crisis del Prestige, está convencido de que todo ha cambiado en Galicia y defiende que su partido ha estado siempre donde los ciudadanos lo necesitaban, por lo que confía en que haya comenzado el fin del ciclo del PP.
Pregunta. Cuatro meses de batalla del Prestige. ¿Comienzan a decaer los ánimos?
Respuesta. Esta impresionante manifestación ha sido una prueba de que esto no decae. Ha cubierto las mejores expectativas. La gente lo ha dicho claramente: no se puede pasar página, queremos saber la verdad, y quedan muchas cosas por hacer. Galicia ha cambiado, y sale de su resignación histórica. Ése es otro de los nunca máis: al silencio gallego.
"Fraga alcanza un nivel patético. Sólo piensa en la búsqueda desesperada de su lugar en la historia"
"En vez de arreglar la crisis, se reparten subvenciones. Pero Galicia es un país maduro"
P. ¿No hay entonces cansancio?
R. El termómetro no puede estar siempre en la misma temperatura. Pero no hay síntomas de esa saturación. La sociedad quiere hacer valer sus derechos, quiere que se la escuche y tenga en cuenta. Y no para. Hay una reacción muy evidente al intento de silenciar, de ocultar la verdad. Eso no quiere decir que haya manifestaciones continuas, que estemos todo el rato en la calle. Ahora debería pasarse a la política, llevar esa respuesta de los ciudadanos al Parlamento.
P. Muchos de los jóvenes que se manifiestan dicen que no creen en ninguno de los políticos. ¿Ha estado la oposición a la altura de los que se les pedía?
R. En esta crisis se vuelve muy complejo el vínculo entre la gente y los políticos. Pero yo creo que la sensación de abandono se vincula con el Gobierno, con quien toma las decisiones. El pasado día 15, en la manifestación contra la guerra en Santiago, el público nos aplaudió a [Xosé Manuel] Beiras, [líder del BNG] y a mí. Eso quiere decir algo.
P. ¿Cómo piensa representar a esa marea crítica?
R. Cuando nosotros tomamos una difícil decisión, muy discutida, de presentar una moción de censura en el Parlamento gallego, buscábamos representar a la calle. Llevar allí esa movilización de cientos de miles de personas que exigían responsabilidades. Por eso tratamos de hacer oposición útil, con propuestas concretas para regenerar Galicia. El Gobierno intenta que los ciudadanos desacrediten a todos los políticos y a la política misma, pero los ciudadanos saben que precisamente estas crisis demuestran lo necesario que es un buen modelo de política.
P. Y esta idea de Galicia trasladándose a Madrid para manifestarse, ¿qué significado tiene?
R. Venimos a la capital que sentimos como nuestra a pedirle a toda España que se solidarice con nuestra catástrofe, porque es un problema de todos. Ya se vio con los voluntarios que vinieron de todas partes. Es un encuentro de todas las Españas en Madrid. No es, ni mucho menos, una toma de la capital.
P. ¿Puede el paso del tiempo y la política de subsidios e inversiones, hacer que el PP recupere el terreno perdido?
R. Es demasiado obvio lo que intentan. Aznar va a Galicia y dice 'hemos acabado con el Prestige'. Pretende pasar página por decreto. Pero es imposible. No se sabe qué quieren hacer con el barco. No hay planes de emergencia para otra catástrofe, ni de recuperación de la costa. Ni siquiera dan la batalla en Europa para cambiar el modelo de transporte marítimo, el verdadero nunca máis. Y el Plan Galicia, esa propuesta millonaria, no tiene plazo ni presupuesto. Ya nadie les cree, y menos a Fraga.
P. Pero esos subsidios de 200.000 pesetas que llegan todos los meses, ¿aplacan los ánimos?
R. En vez de arreglar la crisis, se reparten subvenciones. Pero Galicia es un país maduro, donde hay miles de ciudadanos que no viven del presupuesto público. En un momento de crisis, hay mucha gente afectada que mira con miedo al poder porque depende de él, pero a largo plazo eso no es así. Lo que van reflejando los estudios de opinión, e incluso el sentimiento del PP, y te lo cuentan sus diputados, es que Galicia se le ha ido de las manos. Tienen mucho miedo porque no controlan la situación.
P. La crisis de Irak ha dejado el Prestige en segundo plano. ¿Le preocupa?
R. Yo no pretendo que Galicia se instale durante años en la crisis del Prestige. Es un tema que sigue vivo, pero hay otras cosas. Y la guerra también es muy importante. Además todo se relaciona. Una cosa no anula a la otra, y buena prueba de ello es esta manifestación de hoy.
P. ¿Hasta qué punto esto influirá en las elecciones locales, que tienen sus propias claves?
R. Las locales deben ser locales, y no primarias de otras. El electorado distingue. Ahora, en este caso es tan fuerte el distanciamiento entre la gente y el PP, que se va a llevar un buen castigo en mayo.
P. La Galicia rural, a la que no ha afectado directamente la crisis, ¿seguirá siendo el granero invencible del PP?
R. A pesar de la manipulación, del apagón informativo, la gente se entera de las cosas. La gente joven que vive en la ciudad le cuenta a los abuelos, y no creo que sea invencible pese a la red de clientelismo que han montado. Esto es imparable.
P. Nunca Máis nació auspiciada por el Bloque Nacionalista Galego. ¿Por qué llegó tarde el PSOE?
R. Yo no lo diría así de categórico. Estuvimos desde el primer momento, en torno a la manifestación histórica del 1 de diciembre. Lo apoyamos desde el principio. Pero siempre pensamos que en las plataformas el protagonismo debe corresponder a las ONGs, las asociaciones o las personas, y no a los partidos. Por eso no estamos como partido de Nunca Máis, aunque apoyamos todo sin cesar, y cientos de militantes nuestros están ahí de manera personal.
P. La imagen que queda es que surge en el Bloque.
R. Cada vez menos. En cualquier caso, no voy a cambiar mis ideas por ningún rédito electoral. Puede que en un primer momento se identificara con el BNG, pero la amplitud del movimiento y nuestra vinculación total han despejado a esa idea. Y así ha quedado claro que esta plataforma no está controlada por ningún partido.
P. ¿Ha calado el mensaje agresivo del PP contra Nunca Máis?
R. El Gobierno estaba desaparecido durante la crisis. Y luego viene esto. Lo que más le ha dolido a la gente no es la falta de medios, sino el talante de un Gobierno que pasa de la gente, insulta y le da la espalda. La movilización ha sacado de quicio al PP. No han entendido nada y han entrado en la descalificación grosera. Han pretendido acabar con Nunca Máis, pero se han equivocado porque querían ahogar lo mejor de un pueblo en un momento de crisis. Sólo quieren dividir a los gallegos. Por eso es muy grave que alguien como [Jaime] Mayor Oreja hable de batasunización, porque sólo pretende dividir. Han fracasado. Nunca Máis es y será un gran valor de Galicia. Han jugado además a ese temor al nacionalismo que hay en una parte de la sociedad, y es un error.
P. Esa es la postura de Francisco Vázquez, el alcalde de A Coruña, que ataca a Nunca Máis.
R. Comprendo que sea difícil de entender. Pero el PSOE es muy plural y diverso. No es una secta ni una organización disciplinaria. Vázquez tiene su forma de ver el mundo y la respetamos. Tiene un apoyo muy grande de sus ciudadanos. Es su opinión y no condiciona la marcha del partido ni su línea general.
P. ¿No supone eso una merma de credibilidad del PSdeG?
R. Somos el partido más unido, con los deberes mejor hechos. El PP acaba de hacer la remodelación más fuerte del Gobierno en 12 años, y está claramente dividido. El BNG aún tiene que decidir cómo va a resolver la sucesión de Beiras. Vázquez, por encima de todo, es el alcalde socialista de A Coruña, un referente, con su forma particular de ser. El PSOE siempre fue así, desde Pablo Iglesias. A Paco [Vázquez] le preocupa el nacionalismo. El trabajo que tengo que hacer es saber integrar eso, aunque no comparta esos valores.
P. El Prestige ha unido al PSdeG y el Bloque. ¿Han asumido ya que están condenados a entenderse?
R. La crisis nos ha hecho coincidir. El Bloque apoyó nuestra moción de censura y nosotros la suya. Esto refleja la situación que vive el país. A partir de ahí, a nadie se le oculta que somos un partido socialista de clave galleguista. Por eso somos el eje de referencia de la alternativa al PP. Pero ese cambio pasa por un entendimiento con el nacionalismo. Y eso se hará de la forma que manden los ciudadanos con su voto. No somos un partido de minorías, tenemos la vocación de representar un proyecto mayoritario. Pero conozco la realidad y sé que debemos contar con la componente nacionalista para ese proyecto de cambio de Galicia.
P. Esto es: si el BNG le superara en votos, ustedes aceptarían un presidente nacionalista.
R. Esa forma de presentarlo es muy periodística, pero no es la mía. Nuestra aspiración es liderar el cambio. Tenemos una alternativa concreta preparada. Si hay cambio y los ciudadanos echan al PP se dará con el PSdeG al frente o no se dará. Lo que digo es que acepto el voto de los ciudadanos.
P. ¿Y eso no podría provocar polémica en el PSOE gallego y español?
R. Mi partido está comprometido con el cambio, y tengo todo el apoyo de Zapatero y de la Ejecutiva federal. Además, la política no es un juego de acertijos. Estamos aquí para defender lo que creemos. No veo esa hipótesis en el escenario.
P. ¿Qué piensa cuando Fraga dice que le pide a Dios no retirarse con una derrota electoral?
R. Que está alcanzando ya un nivel patético. Y eso que yo siempre lo he respetado políticamente. Pero lo peor es que no le preocupa Galicia. Sólo piensa en la búsqueda desesperada de su lugar en la historia. Es un muy mal final.
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