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Charles Baxter da voz a los habitantes de la Norteamérica rural

El autor presenta en Barcelona 'Viaje de invierno'

"Un amigo me dijo: 'Una de dos, o a la gente de Barcelona le gusta mucho el amor, o le gusta mucho la literatura", dice Charles Baxter. La frase viene a cuento por el premio que los libreros catalanes otorgaron en junio pasado a su libro El festín del amor (RBA / La Magrana), una novela coral que desborda historias de amor y desamor. RBA publica ahora Viaje de invierno, un libro de cuentos escrito en el año 1985 en que el escritor empieza a desarrollar su visión de los habitantes de los suburbios residenciales de la Norteamérica profunda.

"Yo nunca quise ser un escritor realista y, sin embargo, lo soy", ríe Charles Baxter (Minneápolis, 1947). Aunque sus personajes se muevan en un territorio tan marcado como la ciudad universitaria de Ann Arbor, Michigan, donde él reside, y el entorno rural imaginario de Five Oaks, son perfectamente reconocibles en sus inseguridades, alegrías y extrañezas ante el mundo. Los personajes de Viaje de invierno son, por ejemplo, un universitario incapaz de terminar su tesis, abandonado por su novia, porque prevé que no será nadie en la vida; una pareja que acaba de perder a una hija; un rico constructor de urbanizaciones que quiere jubilarse para dedicarse a pintar; un hijo de buena familia que no acaba de encontrarse a gusto en su ambiente y se prepara para encontrar sus 15 minutos de gloria...

"Empecé escribiendo poesía y un tipo de novela posmoderna y experimental, pero necesitas un cierto talento para ser de este tipo de escritor, así que procedí a probar con la narrativa breve", explica Baxter, de visita en Barcelona. "Encontré que yo estaba bien dotado para esta forma literaria en la que los personajes actúan de forma impulsiva. Cuando escribí estos cuentos, lo único que quería era hablar sobre la vida a partir de una muestra muy pequeña. Sentí que estaba descubriendo lo que contaba Chéjov sobre el hecho de encontrar esa porción de una vida que te permite saber todo lo que necesitas sobre el pasado y el futuro de un personaje", continúa. Y todo ello a partir de su entorno más inmediato: "Pensé que lo mejor que podía hacer era escribir sobre el tipo de personas que había conocido toda la vida y sobre la lucha de todo el mundo con la existencia. Flaubert dijo que, para encontrar algo interesante, lo único que tienes que hacer es mirar el tiempo suficiente. Siento que mi trabajo como escritor no es hacer que lo grande sea atractivo, porque ya lo es por sí mismo. El verdadero arte es encontrar aquellas pequeñas cosas y hacerlas interesantes para el resto de la gente".

Comparado por la crítica con John Cheever y John Updike, entre otros escritores, por su interés en recrear la vida en los suburbios residenciales norteamericanos, Baxter prefiere marcar diferencias: "Ellos han escrito sobre personas de clase media alta en una situación de vida muy cómoda en la costa este de los Estados Unidos. Nunca han escrito sobre lo que podemos llamar zonas rurales, que es lo que yo he hecho. Creo que mi trabajo se parece al de Cheever en el sentido de que a menudo en sus cuentos y novelas el personaje conserva obsesivamente un deseo, una esperanza de algún tipo". A partir de ahora, añade Baxter, saldrá de ese mundo perfectamente acotado: "Siento que ha llegado el momento de salir de este emplazamiento que he creado. No sé cómo, no sé dónde, pero quisiera que lo que escriba ahora se enmarcara en un lienzo mucho más amplio".

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