El Ejército israelí mata a 14 palestinos en una nueva acción de represalia contra Hamás
La incursión militar en Gaza ensangrienta de nuevo el tímido diálogo de paz
Israelíes y palestinos se han enzarzado en las últimas horas en una nueva espiral de violencia, una de las peores desde que se iniciara la Intifada. La muerte de 14 palestinos en Cisjordania y Gaza como consecuencia de una ofensiva del Ejército contra Hamás fue contestada ayer por la milicia radical con una lluvia de misiles artesanales Kasam 2 sobre objetivos civiles israelíes, que provocaron al menos tres heridos. El frágil proceso de diálogo que habían entablado en secreto las dos partes, hace pocos días, bajo la presión de EE UU, amenaza con irse a pique.
Más de medio centenar de tanques, apoyados por helicópteros de combate, efectuaron ayer por la noche una incursión en profundidad en la capital de Gaza, en represalia por la muerte de cuatro soldados, acaecida el sábado en un ataque contra un carro de combate que protegía un asentamiento. El objetivo de los soldados de la Brigada Givati, al mando del comandante Imad Faras, era el de destruir las infraestructuras de los movimientos fundamentalistas de Hamás y Yihad Islámica y desmantelar los talleres donde suponen que construyen armas artesanales.
Grupos de milicianos de los barrios de Al Tufah y Ash Shajaaya, al sur de la ciudad, así como los del campo de refugiados de Jabalia, al norte, trataron de impedir el avance de las tropas y salieron a la calle empuñando las armas. Desde los minaretes de las mezquitas los imames daban consignas a los vecinos para iniciar la resistencia. Los tiroteos se prolongaron hasta pasadas las cinco de la madrugada, pero no pudieron impedir que el Ejército israelí llevara a término su objetivo y destruyera tres talleres metalúrgicos, una fábrica de plásticos y una tintorería, dañando de paso a decenas de casas y vehículos.
"Nos hicieron salir, retirarnos a los descampados cercanos, mientras dinamitaban las casas", explicaba llorando Muhiy al Din Al Qatea, propietario de un pequeño taller metalúrgico, que había sido derribado por las tropas, provocando en su desplome la destrucción de su vivienda y la muerte de tres familiares: dos de sus hermanos y un primo. Un poco más allá, en la misma zona en el barrio de Al Tufah, tres policías palestinos habían fallecido minutos antes al ser alcanzados por un misil israelí. Muy cerca también, desde lo alto de una mezquita, alguien había lanzado granadas contra el Ejército. La ofensiva israelí se llevó a término entre el pánico de la población, que se movía a oscuras en una ciudad sin suministro eléctrico.
El peso de la ofensiva israelí contra los movimientos radicales palestinos se dejó sentir también en Nablús y en Yenín, en Cisjordania. En Nablús, las tropas invadieron la kasbah, tomaron varios edificios y dispararon sobre los ciudadanos que quebrantaron el toque de queda. Murieron un panadero que volvía de su trabajo y un muchacho de 16 años. En Yenín fue abatido en un nuevo episodio de guerra sucia uno de los dirigentes locales de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, Shahar Zakrane, de 22 años, quien murió al explotarle una bomba colocada en su coche.
Ayer por la mañana, mientras los vecinos de Gaza veían replegarse las tropas israelíes y empezaban a hacer balances de los daños, los dirigentes de Hamás daban órdenes a sus milicias de pasar al contraataque. Las consignas fueron inmediatamente cumplidas: un muchacho de 23 años se suicidaba con una carga explosiva cerca de un tanque, al que ni siquiera logró dañar, y una lluvia de misiles de fabricación casera Kasam 2 -con 12 kilómetros de alcance- caían sobre la ciudad israelí de Sderot y el asentamiento de Dugit, provocando tres heridos.
Misiles Kasam
La explosión de los misiles Kasam 2 encendió aún más la cólera del Gobierno israelí, que anunció nuevas operaciones de represalia, haciendo oídos sordos al dirigente de Hamás, Abdelaziz Rantisi, que aseguraba: "Gaza será el cementerio de los soldados de Israel". El ministro de Defensa, Saúl Mofaz, anunció ayer por la noche que el Ejército seguirá actuando en la zona.
Gaza había sufrido un ataque similar hace poco menos de un mes, el 26 de enero, cuando las tropas entraron en el barrio de Zeituni, destruyeron numerosos talleres y murieron 12 civiles palestinos y más de medio centenar resultaron heridos. Israel inició con aquella operación una ofensiva contra las redes del movimiento fundamentalista de Hamás, a la que considera punta de lanza de esta fase de la Intifada y de boicotear permanentemente cualquier intento de diálogo. "Hamás es un enemigo de Israel, pero también de los palestinos", afirmó hace pocos días el general Amos Gilad, coordinador del Ejército en los territorios.
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