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Un hospital de Madrid logra el primer trasplante completo del aparato digestivo

Una adolescente recibe el estómago, duodeno, intestino delgado, páncreas e hígado de un donante

Oriol Güell

Una joven de 16 años ha sido la primera paciente en España a la que le han sido trasplantados cinco órganos del aparato digestivo, el estómago, el duodeno, el intestino delgado, el páncreas y el hígado, además del riñón. Todos procedían del mismo donante. El intestino grueso es el único órgano de este aparato que los médicos prefirieron no trasplantar debido al alto riesgo de infeccciones que tiene. El trasplante fue realizado hace 10 días en el hospital La Paz de Madrid. El estado de la paciente es "bueno", aunque hasta dentro de un mes la operación no podrá considerarse un éxito.

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Nunca antes los especialistas del hospital La Paz, pioneros en España en los trasplantes intestinales en colaboración con los del hospital Ramón y Cajal, habían trasplantado los cinco órganos que forman el aparato digestivo, desde la boca del estómago hasta el fin del intestino delgado. En tres ocasiones ha sido trasplantado en nuestro país el intestino delgado solo, la primera en 1999. En otras tres, el trasplante fue de este órgano y el hígado, la primera en 2000 y también en La Paz. Cinco de estas intervenciones fueron realizadas en niños y la sexta, el pasado verano, a una mujer de 27 años vecina de Zaragoza.

La adolescente ahora trasplantada ha sufrido durante todo su vida una poco frecuente, aunque mortal, incapacidad para hacer circular los alimentos por su aparato digestivo. Médicamente, esta dolencia tiene el nombre de seudoobstrucción idiopática crónica intestinal. "En un aparato digestivo sano, los músculos lisos [aquellos que rodean las visceras y otros órganos y que el cuerpo mueve sin que la persona sea consciente de ello] hacen fluir los alimentos desde el estómago hasta el colon", explica Manuel López Santamaría, jefe de la Unidad de Trasplantes Digestivos Infantiles de La Paz.

La única manera

"Pero si los músculos no llevan a cabo esta función, la persona es incapaz de alimentarse", añade López Santamaría. Esta dolencia puede ser más o menos severa según el paciente. Incluso una misma persona no la sufre siempre del mismo modo. Pero en un 25% de los casos, como el de la paciente de La Paz, la obstrucción intestinal acaba por ser permanente.

Cuando esto sucede, la única manera de que el organismo sea alimentado es la parenteral, es decir, inyectándole los nutrientes que necesita el cuerpo directamente en la sangre. Casi seis años, desde inicios de 1998, ha estado la adolesccente trasplantada en esta situación.

"Cuando empezó, la chica tenía 10 años. Los niños sufren muchas más complicaciones que los adultos en la alimentación parenteral. Ella ya sufría una complicación poco frecuente, pero muy grave, en la médula y otra le había inutilizado el hígado. Por esto le hemos tenido que trasplantar este órgano", aclara otro de los especialistas que han intervenido en el trasplante.

También ha sido necesario el trasplante del páncreas porque este órgano no puede ser separado del duodeno, la parte que une al estómago con el intestino delgado.

El aparato urinario de la adolescente sufría el mismo trastorno muscular que el intestino, provocando una insuficiencia renal crónica. Aunque la joven aún no necesitaba diálisis, el daño renal era ya irreversible, lo que hizo necesario también un trasplante renal.

En total, el trasplante múltiple mantuvo a médicos y pacientes casi 20 horas en el quirófano. La operación empezó una tarde a las 18.00 y terminó al mediodía siguiente. La joven permanece desde entonces en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital La Paz.

Su estado de salud es "muy satisfactorio", según los médicos. Pero éstos insisten en que hasta dentro de cuatro o cinco semanas no podrá decirse si el trasplante ha sido un éxito. "Los trasplantes intestinales son muy delicados. En casi el 50% de los casos, una infección o un rechazo acaba con la vida del paciente. Hasta el momento todo ha transcurrido según lo previsto y la evolución de la paciente es esperanzadora, pero aún es muy pronto", sostiene López Santamaría.

Los órganos trasplantados ya han empezado a funcionar en el cuerpo de la joven. Ésta no come, pero una sonda lleva hasta su nuevo estómago los primeros alimentos que su cuerpo recibe en seis años. "En las próximas semanas sustituiremos poco a poco la alimentación parenteral [directa a la sangre] por la enteral [por sonda]. Esto debe hacerse progresivamente, sustituyendo un pequeño porcentaje de las calorías que recibía por la sangre y por las que recibe por su aparato digestivo. Este cambio hay que hacerlo muy poco a poco y observando las reacciones del cuerpo", explica López Santamaría.

Para que la paciente pueda comerse un filete con patatas aún queda mucho tiempo, aseguran los médicos. "Estos pacientes mantienen un rechazo a comer. Han desarrollado un acto reflejo condicionado porque relacionan el alimento con malestar y sensaciones desagradables. Esto es algo que cuesta muchos meses dejar atrás", concluyen los médicos.

Una operación poco frecuente por la escasez de donantes

Dos niños han muerto en el último año en La Paz mientras aguardaban por un intestino que nunca llegó. Los responsables del hospital destacan que la mayoría de los enfermos son muy pequeños, casi siempre niños en sus dos primeros años de vida. La escasa mortalidad en ese tramo de edad y la dificultad de encontrar órganos trasplantables mantiene al centro en un déficit de órganos constante. "Por esto es importante insistir en la necesidad de donar órganos siempre que sea posible, porque así se salva una nueva vida", explica una responsable del hospital La Paz.La diferencia de edad y crecimiento entre el donante y el receptor del intestino añade una dificultad más a los ya de por sí complejos trasplantes. La incapacidad de la paciente ahora trasplantada para alimentarse había limitado el desarrollo de su cuerpo. En el último año, que ha pasado ingresada en La Paz, su peso era de sólo 31 kilos a sus 16 años. El donante, que era varios años menor, pesaba 10 kilos más. Esta diferencia de tamaño ha obligado a los cirujanos a aplicar medidas especiales para que el cuerpo de la adolescente pudiera recibir unos órganos mucho mayores que los que ella tenía. "Los órganos no cabían en la cavidad intestinal por la diferencia de tamaño y por la inflamación de la zona", explican los responsables de la intervención. "Tras la operación, el músculo del vientre no llega a cubrir los órganos trasplantados", añaden. Los médicos se han visto obligados a aplicar una técnica que en menos de dos semanas ha permitido acomodar los órganos en el cuerpo de la paciente. La superficie que el músculo no es capaz de cubrir es sustituido por una malla de Gore-Tex. En los días siguientes al trasplante, el estiramiento de los músculos y la bajada de la hinchazón permite reducir progresivamente el tamaño de la malla en sucesivas operaciones. El pasado viernes fue realizada la última de estas intervenciones y la malla fue extraída del vientre de la paciente.En total, casi un centenar de médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios de los hospitales La Paz y Ramón y Cajal han intervenido en los últimos 10 días en el trasplante.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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