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AMENAZA DE GUERRA | La cumbre hispano-alemana

Schröder expresa al Gobierno español su temor de que el consenso europeo naufrague el lunes

"Para los que queremos la paz, la relación con EE UU es básica", destaca el presidente

El canciller alemán, Gerhard Schröder, se daría por satisfecho con que la Unión Europea ratifique el lunes el consenso genérico, de mínimos, sobre la crisis de Irak alcanzado el pasado 27 de enero. Teme incluso que ni siquiera eso se logre, y que la política exterior común naufrague estrepitosamente en la tempestad transatlántica. Schröder se despidió ayer de Lanzarote con esa previsión sombría, al término de una cumbre hispano-germana que le dejó visiblemente decepcionado y muy cansado. El presidente José María Aznar reafirmó su lealtad a EE UU y su rechazo a ampliar las inspecciones.

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Las expresiones de gravedad de los dos líderes cuando comparecieron ante la prensa impusieron la certeza de que el encuentro había sido fallido, por mucho que sus protagonistas se empeñaran en minimizar el impacto de sus diferencias sobre Irak en las relaciones hispano-alemanas. La misma seriedad presidió la cena del martes, hasta que Aznar encendió un puro y avanzó alguna broma. Pero su huésped se levantó inesperadamente y, sin tomar el café, dio por terminada la velada. El presidente del Gobierno reflejó cierto desconcierto. El canciller tampoco debió de quedar tranquilo. Su cara de ayer era la de quien ha pasado una noche agitada.

Schröder abordó esta 17ª cumbre hispano-alemana con pleno conocimiento de lo que le esperaba, pero probablemente sin renunciar a obtener al menos algún gesto de comprensión para su empeño en pro de una solución pacífica de esta crisis que ha generado tensiones sin precedentes en las relaciones de Europa con Estados Unidos.

Cabe pensar que el canciller hubiera apreciado el gesto de Aznar, porque no resulta cómodo aguantar el tipo cuando nada menos que el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, te mete en el mismo saco que a los dirigentes de Cuba o de Libia. El presidente prefirió cultivar "la coherencia" de que ha alardeado al defender su posición, y no cedió una brizna. Nadie se ha extrañado, por ello, de que no se hayan repetido en Lanzarote las apelaciones a "mi amigo José María" y otras lisonjas pronunciadas por Schröder hace dos años en Quedlimburgo, con motivo de la anterior cumbre bilateral, para desmentir sus cacareadas malas relaciones con el presidente español.

Además de afrontar la presión que el disenso sobre Irak impone a sus relaciones personales, los dos líderes hubieron de constatar ayer el efecto para la estabilidad europea de las posiciones que representan. "Tengo la esperanza de que [en la cumbre de los Quince convocada el lunes en Bruselas] se pueda volver al consenso sobre la última declaración aprobada" el pasado 27 de enero, dijo el canciller. "Si eso no fuera posible, el intercambio de opiniones tendría de todos modos interés", añadió, tras reiterar que la propuesta para lograr el desarme de Irak por el medio pacífico de intensificar la inspecciones que promueve junto a Francia, Rusia y China, se debatirá en el Consejo de Seguridad de la ONU. El consenso europeo de enero se limita a que el objetivo común es lograr el desarme de Irak y a afirmar que el Consejo de Seguridad debe tener un papel central en esa tarea.

"No creo que estemos ante un problema de los inspectores, sino ante un problema de falta de voluntad de Irak para desarmarse", dijo, por su parte, Aznar, que comentó así el disenso europeo: "Yo no quiero ocultar mi preocupación por la situación que se crea, porque el primer problema de la comunidad internacional es de credibilidad" para imponer el control de las armas de destrucción masiva e impedir su posible paso a grupos terroristas. "Por eso", añadió, "tenemos problemas con quien no se sujeta a la legalidad".

"Para los que queremos la paz y un mundo más seguro no sometido al chantaje del terror, la relación con Estados Unidos es básica", dijo en otro momento el presidente, tras afirmar que "la construcción europea no hay que hacerla contra EE UU" y que europeos y estadounidenses se necesitan más de lo que piensan. Schröder se apresuró a apostillar que él también tiene "la misma convicción" de que el objetivo es construir una Europa "dentro de la OTAN y no contra la OTAN".

Las dos líderes coincidieron, pese a sus diferencias, en que prestarán al cada vez más probable ataque el mismo apoyo logístico de sus bases de uso conjunto con EE UU. "Podemos tener diferencias, pero seguir siendo amigos", dijo, refiriéndose a la gran potencia, el canciller alemán, que también garantizó que, cuando haya una amenaza real, prestará a Turquía "todo el apoyo" preciso en la OTAN.

Aznar y Schröder usaron, por último, las mismas palabras para asegurar que las relaciones hispano-alemanas siguen siendo excelentes, pese a sus divergencias. El empeño común frente al terrorismo y dos declaraciones, sobre seguridad marítima y control de fronteras de la UE, firmadas en Lanzarote serían la prueba.

José María Aznar, con el canciller alemán, Gerhard Schröder, ayer, durante la cumbre hispano-alemana en Lanzarote.
José María Aznar, con el canciller alemán, Gerhard Schröder, ayer, durante la cumbre hispano-alemana en Lanzarote.ASSOCIATED PRESS

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