Precios justos por cultivos sanos

En Andalucía hay siete organizaciones de consumidores y productores ecológicos federadas, que funcionan con un patrón similar al de La Ortiga, donde también se organizan charlas y otras actividades como la edición de un boletín mensual (Caldo de ortiga).
Entre la entidad sevillana y el colectivo cordobés han formado una plataforma de compra conjunta que les permite planificar los consumos con cierta antelación. Javier Madrid explica que cada dos meses se reúnen con los productores para ver "cómo evolucionan las cosechas, establecer calidades y precios". Casi nunca discrepan sobre los precios, pretenden que los agricultores perciban un dinero justo por su trabajo.
Lo que luego paga el consumidor, dice Brome, suele ser un 25% más que el precio en origen más el coste del transporte. Es en el caso de los productos perecederos donde La Ortiga puede aplicar su filosofía de control de calidad más a rajatabla, al tener acceso a la evolución y a la preparación de los productos.
A nivel estatal hay una Coordinadora de Organizaciones de Consumidores de Productos Ecológicos, que agrupa a 45 colectivos, que critican el actual modelo agroalimentario al que responsabilizan del deterioro ecológico del agua, el aire y el suelo, la contaminación de los alimentos, la desaparición de la vida rural y el fomento de los cultivos trasgénicos.
Estas organizaciones, que están en sintonía con las tesis de los grupos que defienden otra globalización económica (La Ortiga pertenece al Foro Social de Sevilla), proponen un regreso a la agricultura ecológica para devolver a la naturaleza "el papel que le corresponde" y la recuperación directa entre el consumidor y el productor para que permita "la posibilidad de vivir de manera digna de la producción de alimentos sanos para la población". En la tienda sevillana, por ejemplo, se ofrecen también productos de comercio justo como café o cacao en solidaridad con movimientos campesinos.
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