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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Control a distancia

El patrullaje conjunto iniciado ayer por barcos de España, Reino Unido, Francia, Portugal e Italia en aguas del Mediterráneo occidental constituye el primer intento de la Unión Europea de bloquear en ruta el flujo de inmigración irregular y evitar así los problemas que plantea su difícil control en tierra. La iniciativa beneficia en principio a España, dada su incidencia sobre el estrecho de Gibraltar, y se irá extendiendo a otras zonas de la UE permeables a la inmigración clandestina, como el Báltico y del mar del Norte.

El control común de la frontera exterior europea es indispensable si se quiere evitar que el flujo incontrolado de inmigrantes siga engrosando la bolsa de irregulares en la UE, calculada en más de tres millones de personas. En el caso de España, la detención en el año 2002 de unos 7.000 inmigrantes irregulares en las costas andaluzas y de otros 10.000 en las canarias da una idea de la gravedad del problema. Este año, la afluencia de irregulares a Canarias puede alcanzar la cifra de 25.000, un ritmo insostenible, además de una fuente permanente de conflictos entre la Administración autónoma y el Gobierno central, como el abierto a raíz de la construcción de un nuevo centro de internamiento en Fuerteventura. El Gobierno debe intentar frenarlo con la ayuda de la UE una vez demostrada la ineficacia de su Ley de Extranjería.

El patrullaje común en las fronteras marítimas de la UE no sólo es congruente con el propósito de reducir una inmigración clandestina que deja tras de sí una reguero de muertes, sino también con el de hacer más difícil la actuación de las mafias que trafican con seres humanos. Su eficacia sería mayor con la cooperación e incluso la participación de los países de tránsito y de origen del inmigrante indocumentado.

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Controlar al máximo la inmigración irregular obliga como contrapartida a los Gobiernos de la UE a mantener abiertos y a punto los cauces establecidos para la legal -contratos en origen, cupos anuales, convenios bilaterales-, vital para el desarrollo económico y social de la propia UE. Sin inmigrantes, las sociedades europeas de bienestar son sencillamente inviables.

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