José Ángel Valente unió poesía y pintura en sus ensayos sobre arte
El volumen 'Elogio del calígrafo' recoge 25 textos sobre artistas, desde Goya a Chillida
"Mi padre era calígrafo": así comienza el texto Elogio del calígrafo, que escribió José Ángel Valente (Ourense, 1929-Ginebra, 2000) en 1991. Con el mismo título, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores ha reunido sus ensayos sobre arte, un conjunto de 25 estudios sobre diversos artistas en una escritura que une poesía y pintura. El interés de Valente se centra en nombres antiguos y modernos de la historia del arte, desde El Bosco y Goya, aunque también se detiene en Brancusi, Duchamp, Chillida, Tàpies, Rojo, hasta llegar a Sicilia y Broto y la fotografía.
El volumen Elogio del calígrafo fue presentado ayer en el Círculo de Lectores por el arquitecto Antonio Fernández Alba y José Luis Pardo, profesor de Filosofía de la Universidad Complutense. En los últimos meses de su vida, José Ángel Valente trabajó en la preparación de sus volúmenes de poesía y ensayo, que ha ido publicando Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
A la muerte del poeta quedaron dos carpetas con los textos revisados y ordenados para su publicación. En una de ellas estaba Fragmentos de un libro futuro, que apareció en 2000 y recibió los premios de la Crítica y el Nacional de Poesía, y en la otra, sus artículos sobre arte, con el título decidido y a falta de ilustraciones, que el autor quería incluir, elegidas por las alusiones de sus textos. La editorial contrastó las diversas publicaciones (EL PAÍS, El País Semanal, Triunfo, Abc, Abc de las Artes, Abc Cultural, Revista de Occidente, Marie Claire, Matador y en catálogos de los artistas), ya que el autor hacía revisiones y ampliaciones, e incluso publicaba versiones diferentes en varios medios. La edición de los libros póstumos de Valente terminará a finales de este año con los ensayos sobre literatura.
La luz
Los ensayos más antiguos sobre arte corresponden a los años setenta, con los análisis de la pintura de Luis Fernández, Baruj Salinas y Paul Rebeyrolle. Sus intereses abarcan la obra de los grandes maestros, como El Bosco, Grünewald o Francisco de Goya, pero la mayoría de los textos se refieren a artistas modernos y contemporáneos, como Constantin Brancusi, Marcel Duchamp, Mark Tobey, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Vicente Rojo, José María Sicilia, José Manuel Broto y Cristina Iglesias.
La exposición de José María Sicilia en el centro de Rodalquilar (Níjar) en 1997 provocó el texto Sobre la declinación de la luz. Sicilia declaró ayer que Valente se interesó por su obra a partir de sus trabajos sobre san Juan de la Cruz. "Nos unió una amistad muy especial, con momentos muy cortos y muy intensos".
El libro también recoge el arte calígrafo oriental y su interés por la fotografía. En el mismo aparece La memoria y la luz, con fotografías de Manuel Falces sobre la zona de Cabo de Gata. "La fotografía, para Valente, fue un descubrimiento decisivo en la fijación de la memoria", declaró ayer Falces. "La imagen fotográfica equivalía a la plasmación de la palabra. Estaba obsesionado por la memoria visual". Con Falces realizó el libro La ínsula extraña, sobre san Juan de la Cruz, y el proyecto Para siempre la sombra, que se presentó en la Fundación Telefónica, y quedaron pendientes otros trabajos sobre Lanzarote y la Costa da Morte.
Los artistas que aparecen en los textos forman "una selección afectiva", según el arquitecto Antonio Fernández Alba, y también "una selección exquisita en algunos aspectos, dentro de un análisis poético a partir de la obra artística". Señala que en algunos artículos, como El encendido color del mundo, el texto es un pretexto "para hacer un bello discurso sobre la luz del Mediterráneo". "Todo creador utiliza como mirada el pretexto para dar cabida a su alfabeto creativo".
Para Fernández Alba, Valente es uno de los poetas más próximos al mundo de la plástica, al entender el arte como proceso de conocimiento y compromiso del hombre con la realidad, al mismo tiempo que su poética busca "la belleza oculta".
El no conformarse con ser poeta es uno de los rasgos de Valente, según explicó ayer José Luis Pardo. "Cuando el poeta busca saber más, las palabras tienen olor y tacto". A partir de la confesión biográfica, "mi padre era calígrafo", Pardo señaló que la poesía de Valente es "hija de la caligrafía", donde lo importante es el juego de la muñeca. También apunta que la poesía es como un intento de recuperar el jardín perdido.
Babelia
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