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Reportaje:FOROS DE DAVOS Y PORTO ALEGRE

Tres formas de evitar la guerra

Sólo la destrucción de armas, la caída o el exilio de Sadam evitarían la guerra. Si no, el debate sólo está en el calendario

Andrés Ortega

Entre políticos en activo, ex responsables de la Administración de Clinton y expertos, desde Davos sólo se ven tres posibilidades de que EE UU no inicie una guerra contra Irak. Pero el sentir general es que las cartas están jugadas, no así el calendario pues el ataque podría retrasarse hasta primeros de marzo, y Rusia intenta empujarlo al otoño. El secretario general de la OTAN, lord Robertson, señaló ayer en esta ciudad suiza que Bush le había asegurado que "tomaría su tiempo" para explicar su política a los aliados. El propio rey Abdalá II de Jordania ha tirado la toalla: "Sólo un milagro" pararía la guerra. Su esperanza es que al menos "ésta sea lo más rápida y menos dolorosa" posible.

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Una forma de evitar la guerra sería que, de repente, Sadam Husein anunciara que ha localizado las armas de destrucción masiva o componentes, culpando de su ocultación a un general desobediente. Para un antiguo responsable de la anterior Administración, en ese caso, EE UU no tendría casus belli, no podría ir a la guerra. Muchos se preguntan qué cartas diplomáticas tiene el presidente Sadam para sacarse de la manga. Esa situación guarda una cierta similitud con la de 1991.

"Si entonces se hubiera retirado de Kuwait, habría conservado su Ejército intacto y hoy tendría armas nucleares". La cuestión es si Sadam es consciente o no de la situación; si le llega la información correcta. La segunda y la tercera posibilidades, de las que se ha hablado más, son que Sadam Husein bien dimita y se exilie, bien sea derrocado en un golpe de Estado. Pero incluso así, según las opiniones recabadas, esos pasos "no impedirían la ocupación de Irak".

Ha quedado claro que EE UU haría caso omiso de los posibles vetos en el Consejo de Seguridad, que quizás ni se planteen. Rusia, pese a su oposición a la guerra, se puede mostrar acomodaticia, por razones económicas. Y lo que muchos participantes en Davos se preguntan es por las consecuencias: ¿Aumentará el terrorismo (con Robertson partidario de reforzar el control del estrecho de Gibraltar)? ¿Cómo afectará a las sociedades árabes y musulmanas, desde Marruecos hasta Asia Central?

Y en la larga lista de "otras preocupaciones" debatidas en este intenso foro figuran Corea del Norte, Irán, Pakistán e Indonesia. Y, de forma destacada, Afganistán, donde la labor realizada por la coalición internacional se ha quedado a medias, como ha venido a reconocer su ministro de Asuntos Exteriores, Abdulá Abdulá.

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