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El documento gráfico | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Las últimas imágenes del 'Prestige'

Imágenes tomadas a bordo del buque el 14 de noviembre muestran las entradas de agua

José María Irujo

El pasado 13 de noviembre, el petrolero Prestige, cargado con 77.000 toneladas de fuel, lanzó un SOS a la torre de control del Centro Marítimo de Finisterre. Su tripulación, en su mayoría filipina, no conocía el barco ni al armador que los había contratado. Habían embarcado en mayo de 2002 en Fujaira (Emiratos Árabes Unidos), tras lo cual viajaron hasta el puerto griego de Kalamata, llevaron el buque a Gibraltar para repostar y navegaron hasta San Petesburgo para recoger la carga que luego provocó la catástrofe.

El día 14, varios trabajadores de las empresas privadas de salvamento Smit Tak, holandesa, y Tecnosub, subieron al barco para iniciar las primeras tareas de rescate del petrolero al mando del capitán griego Apostolos Mangouras, de 68 años. Su misión era evaluar los daños sufridos, ayudar en las tareas de remolque e intentar salvar al buque del naufragio. Horas antes, el armador del barco, Universe Maritime, una sociedad con oficina en Atenas vinculada a la familia de navieros Coulouthros, había negociado con la empresa holandesa las condiciones del rescate.

El agua lo inundaba todo, y una de las barcazas de salvamento había quedado partida
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El reportaje gráfico que acompaña estás páginas, efectuado por un miembro del equipo privado de salvamento, fue realizado el día 14 en varios lugares del petrolero -su longitud supera la de dos campos de fútbol-, que presentaba importantes daños a estribor. Los 24 marinos filipinos que integraban la tripulación ya habían sido rescatados en helicóptero y a bordo sólo permanecía el capitán y dos de sus primeros oficiales.

Camarotes inundados

Las fotografías muestran el lamentable estado del buque, con bandera de Bahamas y registrado en Liberia, que fue obligado a alejarse de la costa, hasta que el día 19 se partió en dos y se hundió a más de 3.000 metros de profundidad. Su vertido de fuel causó la mayor catástrofe ecológica de España y contaminó decenas de playas de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.

Los camarotes, situados junto al acceso a la cámara de máquinas, estaban totalmente inundados y el agua llegaba al tobillo de los empleados de las empresas de salvamento que se atrevieron a atravesarlos. En cubierta, las olas rompían a varios metros de altura, saltaban por encima del castillo de proa y la enorme barcaza de salvamento que colgaba a estribor se había partido y colgaba sin control empujada por el viento.

Los empleados de Smit Tak, vestidos con trajes de agua de color naranja, observaron desde cubierta las primeras manchas de fuel que arrojaban los tanques rotos del buque y comprobaron el agujero en el casco del petrolero, que navegaba muy escorado a causa del sobrepreso. El capitán Mangouras había cargado los tanques de lastre de babor. Eso, según algunos técnicos, provocó un gigantesco sobresfuerzo que días después pudo causar el hundimiento del buque. "El barco estaba mal, muy mal. No pudo aguantar tantos días a la deriva en unas aguas tan duras como las de Galicia", comentó una de las personas que presenció el salvamento.

La zona de camarotes, totalmente inundada.
La zona de camarotes, totalmente inundada.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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