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Nueva crisis en el Gobierno de Fraga | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Zapatero reclama a Fraga que convoque elecciones anticipadas para el 25 de mayo

La dirección nacional del PP no logra doblegar la rebelión de cinco diputados próximos a Cuiña

El desgobierno y el desconcierto en el que vive el Ejecutivo que preside Manuel Fraga exigen que los ciudadanos se pronuncien de inmediato en las urnas. Ésta es la opinión del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que ayer pidió al presidente de la Xunta de Galicia que aproveche las elecciones autonómicas del 25 de mayo para que también se celebren en esa comunidad. La rebelión interna que se ha desatado en el PP gallego contra su secretario general, Jesús Palmou, seguía ayer sin control, a pesar de haber intervenido activamente la dirección nacional del partido.

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José Luis Rodríguez Zapatero no quiso hacer ayer demasiadas disquisiciones sobre la crisis desatada en el PP gallego, que afecta de lleno al Gobierno de Fraga. El líder socialista considera que ya no merece la pena intrincarse en ese conflicto interno, sino que la situación sólo puede solucionarse con la disolución de la Cámara autónoma y la celebración de elecciones anticipadas. Galicia celebró elecciones hace sólo quince meses, y en ellas el PP obtuvo la mayoría absoluta.

"Hay que dar la palabra a los gallegos para que decidan quién debe reconstruir Galicia después del estrepitoso fracaso y de la crisis abierta en el Gobierno y en el PP de Galicia", dijo Zapatero después de la reunión de la ejecutiva federal de su partido. "La situación de desgobierno y de desconcierto que vive el Ejecutivo gallego exige elecciones y esta vía está ya abriéndose", aventuró el líder de los socialistas, quien apostó por la convocatoria inmediata de elecciones.

Hoy mismo, Zapatero y el secretario general del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, presentarán en Madrid su plan de "recuperación de Galicia", con iniciativas en todos los órdenes económicos, sociales y culturales, elaborado después de escuchar las propuestas de sectores empresariales, sindicatos e investigadores. El plan abarca un periodo entre 2003 y 2007 y requiere una financiación de 7.000 millones de euros. La presentación de esta iniciativa se produce un día antes de que el Gobierno central celebre en A Coruña un Consejo de Ministros en el que aprobará un plan de recuperación para Galicia.

La magnitud que está alcanzando la crisis del PP gallego obligó ayer a intervenir, aparentemente sin éxito, a la dirección nacional de los populares, que advirtió de que no va a ceder a la presión de los rebeldes que apoyan a Xosé Cuiña, el destituido delfín de Fraga. El secretario general del PP, Javier Arenas, mantuvo contactos con varios de los dirigentes críticos, entre ellos el propio Cuiña, para dejar claro su respaldo al responsable regional del partido, Jesús Palmou. Arenas se apresuró a dar por "resuelto" el conflicto con los cinco diputados autonómicos de Ourense que amenazaban con dejar en minoría parlamentaria al Gobierno de Fraga si no era destituido Palmou, a quien los partidarios de Cuiña culpan de su caída en desgracia. Pero los rebeldes mantenían anoche su amenaza y la decisión de no acudir al Parlamento mientras no se vaya Palmou.

La mera insinuación de que Fraga puede enfrentarse a un periodo de inestabilidad parlamentaria en medio de la crisis del Prestige ha encendido las alarmas en el PP gallego y nacional. Fraga es el destinatario de las demandas de los rebeldes, pero se mantiene al margen de los intentos de atajar el conflicto, según informaron varios dirigentes populares, y ha cedido toda la iniciativa a otros miembros de su Gobierno.

El líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, aliado de Cuiña y muy próximo a los cinco rebeldes, se reunió ayer con Palmou y con tres consejeros de la Xunta, los responsables de Presidencia, Agricultura y Emigración, en un intento de desbloquear la crisis. En el encuentro, según fuentes próximas a los asistentes, se planteó que el partido debería buscar algún modo de reparar públicamente a Cuiña, tras su fulminante destitución de la pasada semana, un gesto que podría apaciguar la batalla interna hasta las elecciones municipales. Finalmente, Baltar se comprometió a convencer a los cinco diputados -uno de ellos hijos suyo- para que diesen marcha atrás.

Al mismo tiempo, Arenas se movilizaba desde Madrid. El secretario general habló personalmente con Cuiña, quien le aseguró que él no está detrás de la iniciativa de los diputados de Ourense. Cuiña, según fuentes de su entorno, también le dio garantías de que no dejará de acudir al Parlamento gallego y que se mantendrá dentro de la disciplina del partido, aunque le dejó patente su descontento con Palmou. Arenas hizo además gestiones cerca de los cinco rebeldes, a quienes transmitió un mensaje muy firme, según fuentes próximas al PP de Ourense: la dirección nacional no va a consentir ningún desafío, aun a costa de poner en peligro la mayoría parlamentaria de Fraga.

Los diputados rebeldes hicieron público anoche un comunicado en el que no rectifican sus demandas y denuncian que se está "diluyendo el contenido galleguista" del PP regional, aunque muestran su adhesión a la figura de Fraga.

En este escenario, el presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, tiene previsto dar un mitin el domingo en Santiago para levantar el ánimo a sus compañeros del PP gallego después del desgaste sufrido con la crisis del Prestige.

Trabajadores de la empresa pública Tragsa limpian la nueva oleada de fuel del <b></b><i>Prestige</i> llegada a Muxía (A Coruña).
Trabajadores de la empresa pública Tragsa limpian la nueva oleada de fuel del Prestige llegada a Muxía (A Coruña).EFE

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