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Reportaje:

Bicentenario ilustrado

El Jardí Botànic de Valencia ofrece en su aniversario una muestra de dibujos naturalistas y otra de fotos de la huerta

Víctor Gómez Pin

Las plantas carnívoras constituyen per se una verdadera maravilla evolutiva. La adaptación a su hábitat, exiguo en nutrientes, motivó la adquisición de su singular alimentación. Una de ellas, la Nepenthes maxima, desarrolló unas cantimploras prodigiosas, con las que captura los imprudentes y siempre curiosos insectos para su sustento. Tal es su perfecta constitución, que dispone de una cubierta propia con el fin de proteger de la lluvia el interior de su ardid.

El científico Eduardo Saiz ha sido el encargado de ilustrarla para la colección Dibuixar la Natura. Il·lustradors Naturalístics al Jardí Botànic de la Universitat de València, que se puede visitar en la sala de exposiciones del Jardí Botànic hasta el mes de febrero. Se trata de 50 espléndidas ilustraciones realizadas, además de por Saiz, por los científicos Amadeu Blasco, Carles Puche, Jordi Corbera y Joaquim Conca. A través del dibujo, estos maestros de la ilustración naturalista han conseguido manifestar su personal percepción del Jardí Botànic, a lo largo de las diferentes estaciones.

Lupas, plomizos de bambú, acuarelas, portaminas, cuadernos de campo. Además de presentar la iconografía, la exposición repasa la metodología que exige una técnica científica que ya sirvió a Discóridas en tiempos de Nerón para recopilar sus observaciones en El libro de las plantas. Un lujo para el visitante, que asiste a una clase magistral de dibujo impartida por los mismos ilustradores, a través de un documental proyectado en la sala de exposición.

La belleza de las imágenes exhibidas confunde al ajeno a esta disciplina. Del mismo modo que los dibujos naturalísticos de los Bestiarios medievales proporcionaron al Renacimiento motivos para sus cuadros, la exposición confiere al visitante la excitación inconfundible que proporciona el descubrimiento de verdaderas obras de arte. Las acuarelas de Blasco sobre ninfeas (Nymphaea nymphaceae), o las ilustraciones a lápiz de grafito de la flor de paraíso gigante, (Strelitzia nicolai), de Joaquim Conca, son una demostración de precisión.

Las láminas se acompañan de una descripción botánica elaborada por Jaime Güemes, conservador del Jardí. Un refuerzo para la inmersión del visitante en el universo natural que vincula esta expedición ilustrada.

Magnífica es la acuarela de Eduardo Saiz sobre la ramificación de palmeras datileras, Phoenix dactylifera. Más conocida como La carcasa, constituye junto al centenario árbol ginkgo (Ginkgo biloba) los principales símbolos del Jardí Botánic, en plena celebración de su bicentenario.

L'Horta Nostra es una emotiva exposición fotográfica que también puede visitarse en estos momentos en el Jardí. La fotógrafa Susi Artal muestra el rudo tema de la desaparición de l'Horta en estos últimos años. A cada una de ellas, el poeta Marc Granell (Premio Vicent Andrés Estellés de poesía en 1979), ha compuesto unos versos que reseñan, con gran acierto, la sensación de impotencia, melancolía y hastío que transmiten las imágenes.

Mientras Marc se pregunta en sus versos dónde está la gente que habitaba las casas, las fotografías de Artal muestran comedores desolados. Fuera, la gente permanece sentada, en sus huertos, a la espera de una máquinas que les arranquen todo lo que han sido.

Susi Artal, en este aniversario del Botànic de la Universidad de Valencia, ofrece una invitación irrechazable a la meditación acerca del sentido de las raíces culturales y la tradición en estos tiempos.

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