Se disparan las alarmas en el cine español
Los productores convocan el martes a todos los sectores de la profesión para tratar de la crisis
Lo peor está por llegar. O al menos eso indican los datos que esta semana ha hecho públicos la Academia del Cine. Su informe anual augura unos resultados en 2003 aún peores que en 2002. Menos espectadores, menos recaudación y, en definitiva, menos riesgo, menos rodajes y menos trabajo para un sector ya de por sí complejo, inestable y delicado. Desde hace un año la palabra crisis está en la boca de los profesionales del cine. A pesar de eso, el Instituto de las Ciencias y las Artes Audiovisuales (ICAA) y la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España (FAPAE) se resistían a las palabras alarmistas. Con el informe de la Academia, hecho público el jueves, se rompe el tabú y una institución representativa de todo un sector habla por primera vez abiertamente de una grave crisis en el cine español.
"Las televisiones deben ser más solidarias con el cine español", pide Andrés Vicente Gómez
De momento, para el próximo martes los productores han convocado al resto de los sectores para poner sobre la mesa los problemas. El informe hecho público por la Academia el pasado jueves no ha sentado muy bien a todo el mundo. Sus baremos, realizados de manera diferente a los de Cultura o la FAPAE, no acaban de convencer a las partes implicadas, aunque todos coinciden en que el momento es algo más que delicado.
Los datos oficiales, proporcionados por el Ministerio de Cultura hace un mes eran ya alarmantes: el cine español ha perdido en 2002 ocho millones de espectadores con respecto a 2001, una cifra que le coloca en una de las tasas más bajas de los últimos años. La cuota de mercado descendió cinco puntos: del 18,5% en 2001 al 13,4% en 2002. Sólo cuatro películas españolas -El otro lado de la cama, de Emilio Martínez Lázaro; la hispano-argentina El hijo de la novia, de Juan José Campanella; Hable con ella, dirigida por Pedro Almodóvar, y Los lunes al sol, de Fernando León- consiguieron superar la cifra del millón de espectadores. Unos espectadores que han dado la espalda a la gran mayoría de los títulos españoles estrenados en 2002. Elías Querejeta dice que esta situación se veía venir. "Ha habido un crecimiento desmesurado que ahora pasa factura. Hay que trabajar con más rigor, más calma y menos oportunismo", afirma el productor de Los lunes al sol.
La crisis se confirma y, por primera vez, se habla abiertamente de ella, aunque algunos productores desconfían de la eficacia del dramatismo y defienden poner al mal tiempo buena cara y evitar que a los espectadores les llegue la triste situación que atraviesa el sector artístico y técnico.
"Quizá la transparencia no ha sido una de las virtudes del sector hasta ahora", reconoce Fernando Bovaira, director general del área de producción y distribución cinematográfica de Sogecable. "La falta de manifestaciones por parte de las instituciones, incapaces de protestar por esta situación, tiene mucho que ver con el talante actual de los españoles, cada vez más borreguiles, miedosos, acomodados y cobardes", apunta Andrés Vicente Gómez, responsable de Lolafilms, que añade: "Los representantes de las instituciones no protestan por miedo. Los efectos de la guerra digital permanecen en la memoria de muchos".
Gerardo Herrero, productor de Tornasol y antiguo presidente de FAPAE, se pronuncia en sentido opuesto: "Soy partidario de que los trapos sucios se laven en casa. FAPAE ha convocado a todos los sectores la próxima semana para hablar de todos esos problemas y más. No se debe salir en los medios de comunicación como unos llorones. El cine español es bueno, bonito y barato".
Eduardo Campoy, presidente actual de FAPAE, apunta en esa misma dirección: "Titular un informe con la palabra crisis cuando la producción ha bajado en un año tan sólo tres películas y cuando se sabe que hemos descendido en espectadores porque en el año anterior dos películas, la segunda entrega de Torrente y Los otros, dispararon enormemente las cifras, me parece algo peligroso. Si hay crisis no es del cine, sino del audiovisual". Campoy reconoce el patinazo de algunos filmes sobre los que se confiaba para sostener la cuota de mercado en 2002 . "Es cierto que películas de directores de gran recaudación como Fernando Trueba o Álex de la Iglesia pincharon y eso lógicamente se ha notado, pero me parece un error estratégico hablar de crisis. Así sólo se espanta a los espectadores. Cuando los americanos tuvieron su crisis hicieron todo lo contrario: hablar de las maravillas de su cine. Pero la Academia representa a muchos sectores y no todos coincidimos en el enfoque".
El inesperado pinchazo de películas cuyo éxito parecía cantado (algo que en cine parece cada vez más imprevisible) al que alude el presidente de FAPAE desató hace meses el miedo de un sector que incluye actores, agentes, técnicos de sonido, maquilladores, peluqueros, escritores, fotógrafos, montadores, laboratorios... "Sólo sé que cada vez me llegan menos y menos guiones", asegura un agente de actores. "De seguir así, y parece que seguirá así, cada vez veremos más actores conocidos haciendo teatro y sobre todo mucha televisión", añade.
Actores como Jorge Sanz y Gabino Diego están ya subidos en los escenarios teatrales; José Coronado, tras uno de sus mejores años en cine, vuelve a la televisión con la serie Código fuego, junto a Maribel Verdú. Antonio Resines y Ana Fernández han comenzado el rodaje de Mónica, una tvmovie para una cadena de televisión. Otros ejemplos son Anabel Alonso y María Pujalte, que acaban de estrenar en Madrid la obra Confesiones de mujeres de 30.
"El año 2002 ha sido un año complicado", asegura Fernando Bovaira. "Y lo ha sido debido fundamentalmente a la incertidumbre que ha generado tanto el retraso en la aprobación del nuevo Real Decreto como la dotación presupuestaria asignada al Fondo de Protección para 2003". Los productores han denunciado la reducción en un 30% del Fondo Nacional de la Cinematografía para este año. De los 41 millones de euros de presupuesto de 2002, de momento sólo tienen asegurados 32 para 2003.
Bovaira añade que "la situación de transitoriedad" que vive la televisión de pago actualmente se suma a los problemas del cine. "Aunque sigue la crisis económica", continúa el productor, "una vez despejadas estas incógnitas, 2003 puede ser un año menos incierto para la producción española".
Ochenta películas
Para Andrés Vicente Gómez, las perspectivas de 2003 no son peores ni mejores que eran en su día las de 2002. "Seguro que acabamos estrenando en torno a las 80 películas y que, como suele ser habitual, habrá un par de ellas, quizás La gran aventura de Mortadelo y Filemón, que superarán los tres millones de espectadores. También se revelarán talentos nuevos y seguiremos lamentando que muchos cineastas consagrados no consigan rodar nuevas películas", añade el productor de Lola Films.
"En cualquier caso", prosigue, "la producción de cine español no está en crisis. Quienes están en crisis son las televisiones, tanto de pago como generalistas, que sufren la mala racha económica, carecen de la publicidad capaz de cubrir sus presupuestos y sufren los efectos de una terrible competencia entre ellas. La base de la financiación del cine son las televisiones y cuando éstas enferman los productores de cine nos constipamos". Para Andrés Vicente Gómez, la solución "a esta falsa crisis pasa porque las televisiones sean más solidarias con la producción española, primen las películas comerciales y de calidad y nos paguen como lo hacen al cine americano. También que el Estado, al igual que hacen otros países de nuestro entorno, apoye con un presupuesto doble del actual".
En este mismo sentido se pronuncia Gerardo Herrero: "En este momento las perspectivas son pesimistas debido a las nulas compras que Canal + y Vía Digital están haciendo de nuevos proyectos de cine español. Si se cae una de las patas de financiación de nuestro cine no se puede producir".
¡Socorro, socorro!
"¡Socorro, socorro!". Así resume un director español, consagrado, veterano y que prefiere no ser identificado, la situación que vive su profesión. En los últimos meses han sido los cineastas y los actores los que han mostrado mayor preocupación por lo que ocurre. Algunos lamentan la falta de una política cinematográfica estable en España y siguen poniendo como ejemplo a seguir la política proteccionista francesa. En 2001, el cine francés logró un 41% de cuota de mercado en el país vecino. Las cifras de 2002 no han mostrado inflexión alguna, con un 50% de cuota de mercado para las películas nacionales, frente al 46% del americano. Sin embargo, el cine francés también está viviendo un momento de inquietud derivado de la situación de las televisiones y en concreto la de Vivendi Universal.Eduardo Campoy, presidente de la FAPAE, tiene claro que el colapso de la oferta semanal que se estrena en España es incompatible con el mercado. "Hoy [por el viernes pasado], 1.200 salas van a cambiar de película en un país que tiene 3.300 pantallas. Así llevamos seis meses. Es un mercado saturado. El recorrido de las películas españolas es muy corto. Necesitan una explotación a largo plazo. No tienen tiempo de cuajar. Es el problema que viene arrastrando una cinematografía cautiva de los grandes desembarcos de películas americanas. Hemos pasado de que Titanic se estrenara en España con 200 copias a que los Harry Potter de turno lo hagan ahora con 500. Las películas son de usar y tirar, sólo interesa la explotación inmediata. Ésa sí que es una crisis galopante", asegura Campoy.
Babelia
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