Una receta contra la amnesia
Ex combatientes e historiadores se reúnen en Tocina para romper el pacto de silencio sobre la Guerra Civil y la dictadura
Historiadores, ex combatientes y escritores están empeñados en curar la amnesia que sufre la sociedad española en todo lo relacionado con la Guerra Civil y la dictadura. Tocina, un pueblo sevillano de 10.000 habitantes, ha asumido una tarea hercúlea. La agrupación local del PSOE de Tocina-Los Rosales reunirá, hasta el próximo 8 de febrero, a investigadores y protagonistas de una etapa que, según los participantes en las jornadas, todos los partidos políticos españoles acordaron silenciar. El pacto de silencio que se hizo con el Gobierno de la UCD se ha mantenido hasta finales de los noventa.
El remedio contra la amnesia que se elabora en las Jornadas de Investigación y debate sobre represión, exilio y posguerra tiene píldoras tan difíciles de tragar como éstas: "Sólo en la provincia de Huelva hubo más víctimas represaliadas que durante toda la dictadura chilena", asegura el historiador sevillano Francisco Espinosa, o "El régimen franquista utilizó a los presos políticos como esclavos", ilustra Cecilio Gordillo en un estudio sobre el canal de presos del bajo Guadalquivir.
Al Comandante Ríos, cordobés de 77 años y el último superviviente de los maquis andaluces, le apena el olvido que asola a la toda la sociedad. "Las nuevas generaciones tienen que saber qué ha pasado en su país para que no caigan, de nuevo, en los mismos errores", asegura José Murillo, alias Comandante Ríos, un antiguo maquis que luchó contra la dictadura desde 1940 hasta 1949 y, después, pasó 15 años en varias cárceles.
José Murillo, que participará en el coloquio que se celebrará el próximo día 16 en la Biblioteca Pública de Tocina, es el único miembro andaluz de la Agrupación Guerrillera Española, una asociación en la que apenas quedan una docena de ex combatientes. Junto a Murillo estarán sus compañeros Quico, de León-Galicia; Pinto, de Extremadura, y una mujer, Esperanza Martínez Sole, de Levante.
"Últimamente ya se nos ha reconocido un poco nuestro sacrificio, pero España ha sido ingrata con nosotros. Durante la transición se hicieron pactos en La Moncloa en los que todos los partidos políticos acordaron olvidar la Guerra Civil y la dictadura. Eso es malo porque el pueblo que olvida su historia no tiene recursos para evitar que los acontecimientos se repitan", explicaba ayer el Comandante Ríos, a quien las cinco balas que aún le quedan en el hombro no le dejan olvidar lo ocurrido ni un momento.
"Cuando yo me las quería quitar, que era cuando estaba en la cárcel y me molestaban mucho porque en el penal de Ocaña nos ponían ha hacer gimnasia a las cinco de la mañana, ellos no quisieron. Ahora, soy yo el que no quiero", cuenta Ríos, un maquis que luchó en Sierra Morena. "Me acuerdo que fui a la enfermería de la cárcel y el cura, que estaba en ese momento con el médico, dijo que no me las quitaran porque las tenía por meterme donde no debía", añade el ex guerrillero que nació en el Viso de los Pedroches (Córdoba) y desde 1963 -año en que salió de la cárcel- residen en Madrid.
Francisco Espinosa, el historiador que abrió las jornadas el pasado miércoles con su conferencia Historia, memoria y olvido: la represión franquista, es autor de varios libros sobre el tema, los primeros que han reunido datos contrastados de las provincias de Andalucía occidental. Su próximo estudio, La columna de la muerte (Editorial Crítica. Barcelona) se publicará en marzo.
"El primer trabajo importante sobre la represión en Andalucía lo hizo Francisco Moreno en 1983. El gran problema es la mayoría de los archivos se destruyeron durante la posguerra y el acceso a lo poco que queda, aún sin catalogar, es muy difícil", comenta el historiador.
Según Espinosa, ha sido la sociedad civil la que, a partir de finales de los años noventa, ha empujado a los políticos a que levanten el veto que habían impuesto a toda esta información.
"Por ejemplo, sólo en las fosas comunes del Cementerio de San Fernando se han descubierto que se enterraron 3.028 personas entre julio de 1936 y enero de 1937. La represión en Andalucía occidental fue más fuerte que en Castilla, porque aquí la mayoría de la población eran jornaleros. Las cifras de muertos en el bando Republicano superan, con mucho, a las del Nacional. Por ejemplo, en Sevilla murieron 10.000 republicanos, frente a 400 nacionales", añade.
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