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Un estudio afirma que el alcohol protege de los ataques cardiacos

Los hombres que beben moderadamente tienen menos ataques al corazón. Ésta es la conclusión del seguimiento realizado durante 12 años de un grupo de 38.077 hombres por un equipo internacional encabezado por Kenneth Mukamal, del Beth Israel Medical Center de Boston (Massachusetts). Los sujetos del estudio eran profesionales sanitarios y tenían entre 40 y 75 años.

Los hombres más protegidos eran los que bebían alcohol al menos tres veces por semana. La razón de su mejor estado se debe al efecto del alcohol como disolvente de los coágulos sanguíneos que producen los ataques cardiacos. Esta propiedad dura poco en el organismo, por lo que la protección era mayor poco después de consumir la bebida, según un artículo que aparece en el número de hoy de la revista New England Journal of Medicine.

En concreto, los bebedores moderados (tres o cuatro días a la semana) tenían dos tercios (el 68%) del riesgo de padecer un ataque cardiaco de los no bebedores. El porcentaje disminuía ligeramente al 63% en los casos de bebedores diarios. En contra de otros estudios, centrados en posibles efectos beneficiosos del vino o la cerveza, el tipo de alcohol (vino, cerveza o destilados) no influye en los resultados, según los autores del artículo.

No es una invitación

Pero los resultados del informe no son una invitación a beber sin control, señalan los autores, sino una constatación estadística y epidemiológica de un efecto del alcohol. Ira Goldberg, de la universidad de Columbia en Nueva York y editorialista de la revista señala que no hay constancia de que la mortalidad entre los bebedores fuera menor que entre los abstemios. También destaca que el alcohol tiene efectos tóxicos de sobra conocidos, por lo que hace falta continuar las investigaciones antes de que se pueda llegar al caso en que un médico aconseje a un paciente que beba una cierta cantidad a la semana. "Cambiar una enfermedad [el riesgo cardiaco] por otras [como las hepáticas] no es un avance médico", añade Goldberg.

Los autores del trabajo recalcan esta idea. "Hay otros métodos de eficacia probada para reducir el riesgo de un ataque cardiaco, como controlar la presión sanguínea y el nivel de colesterol, mantener un peso adecuado, realizar ejercicio físico y dejar de fumar. Y estas medidas preventivas no tienen los riesgos del alcohol", afirmó el director del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y la Sangre de EE UU, Claude Lenfant.

Otro participante en el estudio, Ting-Kai Li, director del Instituto Nacional sobre el Alcoholismo, insiste en que hace falta un análisis individualizado del efecto del alcohol en el sistema cardiovascular, el hígado, la dotación genética y la respuesta ante el alcohol para "poder ofrecer un consejo científicamente basado acerca de los riesgos y los beneficios del uso del alcohol" en cada individuo.

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