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El barco sigue soltando chapapote | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Las Rías Bajas piden que no se levante aún la prohibición de pesca y marisqueo

Los marineros de las Rías Bajas han pasado de llorar la suspensión de toda actividad pesquera en sus costas, ordenada por el Gobierno tras el hundimiento del Prestige y que les ha hecho perder mucho dinero en Navidad, a pedir ahora a la Xunta de Galicia que retrase su vuelta al trabajo. La Consejería de Pesca tenía previsto levantar progresivamente la prohibición a finales de este mes, pero las 21 cofradías pontevedresas han unido sus voces para advertir de que no saldrán al mar mientras no haya "garantías" de que no queda ni una gota de fuel en sus aguas. En el momento en el que se levante la prohibición, estos marineros perderán las ayudas de 1.200 euros mensuales que reciben ahora del Gobierno.

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La federación provincial de cofradías de Pontevedra, en la que están integrados más de 10.000 marineros de 21 cofradías -incluidas todas las de las Rías Bajas-, se reunió el pasado martes en Sotomayor, cerca de Vigo, para acordar una postura común ante el inminente levantamiento, en esta zona, de las restricciones a la pesca. La "gran mayoría" mostró su negativa a volver al trabajo mientras la situación no sea "la idónea", según explicó ayer el patrón mayor de O Grove, Francisco Iglesias. "De momento, queda mucho chapapote por limpiar en las Islas Atlánticas . Sólo cuando haya garantías de que no queda petróleo aceptaremos volver a salir a pescar", añadió Iglesias antes de apuntar una posible fecha: "Quizás en febrero o marzo".

"No podemos esperar"

"No podemos esperar tanto. El producto gallego está perdiendo mercado a marchas forzadas por culpa del desastre", responden desde la Consejería de Pesca de la Xunta. El Gobierno gallego prohibió la pesca y el marisqueo en las Rías Bajas el pasado 4 de diciembre. Esta zona de la costa gallega, principal reserva de mariscos de Europa, no fue especialmente dañada por el vertido del Prestige gracias a que sus marineros se lanzaron al mar en sus barcas para frenar el avance del fuel con las manos. El chapapote empapó las Islas Atlánticas, pero no llegó a entrar en las rías. Por precaución y porque las manchas que se desprenden de las islas sí impactan en la costa, el Gobierno decidió imponer aquí la suspensión de la actividad pesquera. A cambio, garantizó a los marineros las mismas ayudas que reciben el resto de afectados en Galicia: unos 1.200 euros mensuales. Los mariscadores saben que cuando se levante la prohibición, ellos no sólo perderán las ayudas sino que tendrán que vender el producto a un precio mucho más bajo, porque el miedo y la desconfianza del consumidor ha hecho descender la demanda.

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