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EL DEFENSOR DEL LECTOR
Columna
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Protagonistas

Todo lo que afecta al problema vasco suele teñirse de tensión.Es difícil abordar cualquiera de sus aspectos sin un añadido coactivo que amenaza permanentemente el discurrir pacífico de los acontecimientos.

El 22 de diciembre pasado se celebró en Bilbao una manifestación convocada por el lehendakari a la que acudieron miembros de ¡Basta Ya! con una pancarta distinta a la que encabezaba la manifestación. En el momento de sumarse a la marcha, "personas que se encontraban apostadas en la acera comenzaron a increparles con abucheos e insultos".

Todo esto se contaba con pormenor en la crónica que al día siguiente publicaron Eva Larrauri y Mikel Ormazabal.

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En respuesta a esa crónica, el periódico publicó una carta del periodista José María Calleja -miembro de ¡Basta Ya!- en la que, además de quejarse del tono de la información, negaba que hubiese hablado con ningún periodista y desmentía haber dicho que tomaron posiciones "en territorio enemigo".

El defensor ha dialogado con Mikel Ormazabal, que asegura haber mantenido una conversación de varios minutos con Calleja mientras tomaba nota en una libreta de sus declaraciones. El relato de Ormazabal resulta verosímil.

Pero, al margen de este aspecto, un lector, Diego de Ojeda García-Pardo, ha escrito al defensor para quejarse de varios apartados de la crónica. Lo que, a su juicio, resulta "más grave" es una frase de aquella información en la que se decía que "El grupo ¡Basta Ya! protagonizó el único incidente registrado en la manifestación".

Con el relato de hechos de la propia crónica el lector deduce que "en realidad los protagonistas del incidente fueron una serie de personas que empezaron a insultar y a intentar agredir a los miembros de ¡Basta Ya!

A juicio de Ojeda, "los miembros de ¡Basta Ya! no fueron protagonistas, sino víctimas deuna agresión verbal e incluso física".

A juicio del defensor, también. Eva Larrauri explica que se puede ser protagonista "involuntario de un incidente" y que con ese único sentido se escribió la frase. Ormazabal piensa lo mismo y admite que la expresión que se usó "no es muy acertada, ya que, más que protagonistas, los miembros de ¡Basta Ya! fueron sufridores y se podía haber afinado la expresión".

Ormazabal ha explicado al defensor que él contempló muy de cerca el incidente y, desde luego, el protagonismo agresor correspondió en exclusiva al grupo que increpó e intentó golpear a estos manifestantes.

Si la crónica hablaba de "incidente" y narraba los insultos y los conatos de agresión, parece claro que el protagonismo debió atribuirse en exclusiva a quienes los protagonizaron.

Encuestas

El 24 de diciembre, el periódico publicó con amplitud, en las páginas de la sección de España, el sondeo de la cadena SER en torno a las repercusiones políticas de la crisis provocada por el hundimiento del Prestige.

Este periódico fue pionero, desde 1977, en la publicación de encuestas electorales en nuestro país y ha mantenido siempre altas exigencias de calidad, con independencia de que en algún momento las previsiones -así ha ocurrido en todos los países- se alejasen algo del resultado final.

El Libro de estilo exige publicar siempre la ficha técnica de las encuestas "de acuerdo con las normas de las empresas demoscópicas" y, para el caso de que se trate de encuestas externas, hay que procurar, "en la medida de lo posible, aportar alguno de esos datos, como la muestra, la fecha de realización, etcétera".

El periódico atendió a estas dos exigencias e informaba deque el sondeo se llevó a cabo el día 17 de diciembre pasado y que se realizaron 1.000 entrevistas.

Justamente ese dato ha dado pie a la queja de Alejandro Diéguez Pazos, que desde Alcobendas (Madrid) se ha dirigido al defensor para hacerle notar que la propia información advertía de que en Galicía se realizó el 7% de las mil entrevistas, es decir setenta, y que con esa muestra, afirma, "resulta cuando menos aventurado y desde luego poco serio extraer datos desagregados" y afirmar que, en unas hipotéticas elecciones generales que se hubiesen celebrado en esas fechas, el PP hubiese obtenido en Galicia el 17% de los votos; el PSOE, el 16%, y el BNG, el 9%".

El lector piensa que debió decirse "cuál es el error estimado con esa muestra de la población gallega, si es que algún sociólogo está dispuesto a considerar serio el cálculo".

El defensor ha consultado con un experto independiente que corrobora las dudas del lector y explica que, además de los setenta gallegos entrevistados, es seguro que no todos manifestaron sus preferencias políticas, con lo que puede cifrarse el error aproximadamente en un 15%, en más o en menos, lo que hace la estimación de voto muy poco fiable.

Dada la tradición de rigor que este periódico ha mantenido con las encuestas, debió hacerse alguna salvedad de este tipo, y no limitarse a ofrecer los resultados sin ninguna cautela.

Hay también un aspecto político en esta información. Se escribió, a la vista de los datos del sondeo -y esto es pura responsabilidad del periódico- que "la valoración que hacen los ciudadanos del secretario general socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, no mejora, ya que aumenta en cuatro puntos el porcentaje de los que desaprueban su labor y baja del 54,7% al 34,4% el de quienes aplauden su trabajo", todo ello referido a la crisis del Prestige.

Diéguez Pazos subraya que, según esas cifras, Zapatero perdía el 37,1% de los apoyos. Escribir simplemente que "no mejora" parece, como mínimo, un eufemismo muy poco riguroso.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.

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